Julio Pérez / A CORUÑA

Fadesa nació de una pequeña constructora coruñesa, gestionada por un aprendiz de carpintero, que en tres décadas la convirtió en una de las grandes compañías españolas, pionera en el negocio inmobiliario internacional. Hoy es el día. Dos consejos de administración en una sola jornada: el primero, para que Manuel Jove y sus consejeros presenten su dimisión; y el segundo, para que Fernando Martín asuma el mando y de el pistoletazo de salida a la fusión con su grupo, Martinsa.

No entra en los planes de Manuel Jove tomarse un respiro, unas largas vacaciones con las que dar tregua al frenético ritmo al que se ha trabajado en Fadesa en los últimos meses, tras el anuncio de venta a Fernando Martín y Antonio Martín Criado. Él mismo dio la orden cuando se oficializó la OPA de seguir adelante "con total normalidad". Pero al día a día había que añadir todos los preparativos necesarios para ceder el testigo a los nuevos dueños de la inmobiliaria coruñesa y su todavía presidente se ha dado unos cuantos paseos a Madrid para atar cabos. Todo cambia hoy. A las siete de la tarde está prevista la celebración del consejo de administración de Fadesa en la que la mayoría de los actuales consejeros presentarán su dimisión y abrirán las puertas del máximo órgano de gobierno de la compañía al grupo Martinsa. Manuel Jove se despide del proyecto empresarial al que le ha dedicado media vida.

A sus 65 años, el empresario coruñés se jubila del selecto club de los magnates españoles del ladrillo. Un sector que le ha dado muchas alegrías, una fortuna de vértigo -2.647 millones de euros según el último ranking de la revista Forbes, que le coloca entre las 250 mayores fortunas del mundo y la séptima en España-, pero que también le que ha quitado muchas horas para dedicarle a la familia.

Y de la familia vino uno de los batacazos que personalmente marcaron un antes y un después la vida de Jove y en la trayectoria de Fadesa. En marzo de 2002 fallece repentinamente su hija mayor, María José. Dicen los que le conocen que nunca se recuperó de la pérdida. Era su mano derecha en la empresa, cada vez más grande, y su apuesta de futuro para que heredara la gestión de la inmobiliaria. Felipa, su otra hija, fue nombrada vicepresidenta y se convirtió en la imagen pública. Pero cuando llegó el momento de rediseñar la sucesión, y con el crecimiento que había experimentado el negocio, Felipa dejó claro que asumir las riendas de Fadesa no era un plato fácil de digerir.

Por eso Jove la vendió. A manos de Fernando Martín llega una macroinmobiliaria que fue pionera en muchas cosas. Desde la fórmula de las preventas, hasta el desarrollo de grandes complejos hoteleros con campos de golf, pasando por una visión adelantada al resto del sector para la conquista de nuevos mercados. Como Marruecos, donde Manuel Jove empezó construyendo un resort de lujo -firmó el contrato con el Primer Ministro marroquí, Driss Jettoy y frente al mismísimo Rey de Marruecos, Mohamed VI- y donde hoy tiene un 21% de su cartera de suelo edificable. Alabado por el Gobierno alauí, Manuel Jove es recibido al otro lado del Estrecho con honores de alto diplomático.