Colgado en tus manos

El cortometraje “La Mano de Baco”, sobre la mítica pieza del escultor Cándido Pazos, se proyecta en Canadá

La obra, saliendo de la Praza do Obradoiro.

La obra, saliendo de la Praza do Obradoiro. / Cedida

Ana Cela

Ana Cela

Pesa más de 5.000 kilos y tiene alma de bronce y serpentina. El arte, la cultura del vino y el Camino de Santiago trazan las líneas de la vida en la Mano de Baco, la escultura ideada por el artista –compostelano de nacimiento y estradense de adopción– Cándido Pazos. Su cortometraje, de título homónimo, fue presentado estos días en Canadá, durante la undécima edición del Festival de Cortometrajes de la Unión Europea.

Sobre la Mano de Baco reposó también la representación de España en este certamen, corriendo la presentación de la obra por cuenta del embajador de España en Canadá, Alfredo Martínez Serrano.

La obra, saliendo de la Praza do Obradoiro.

Varias personas trabajando con la escultura. / FdV

El audiovisual original de Pazos tuvo que resumirse a unos 12 minutos para encajar en este festival. Partiendo de los Cañones do Sil, en plena Ribeira Sacra salpicada de viñedos, el espectador viaja hasta el estudio de Cándido Pazos en Trobe (Vedra) para compartir con él un recorrido por el proceso de creación de una escultura de gran envergadura que se desplazó hasta La Rioja.

“Para mí, las manos sintetizan la expresión del ser”, apunta el escultor, al que se ve labrando en madera la mano del dios del vino, que luego se pasa a un material sintético y se recubre con cera antes del proceso hipnótico de fundido del bronce que parecerá darle vida.

Varias personas moviendo la pieza de bronce.

Cándido Pazos, en su taller de Trobe. / Cedida

El cortometraje realiza hermosos guiños visuales, pasando del agua de una fuente a la del embalse de Portodemouros, donde se encuentra la cantera de la que se extrae la serpentina, gema fetiche para Cándido Pazos. Con ella realizó cada una de las uvas del racimo que Baco sostiene en su mano y que tuvieron que unirse entre sí soldándolas con barras de acero, con el mismo par galvánico que el bronce.

“La Mano de Baco”, colocada ya en el Museo Vivanco de la Cultura del Vino.

“La Mano de Baco”, colocada ya en el Museo Vivanco de la Cultura del Vino. / Cedida

Rematada la imponente escultura, su traslado se convierte en otro eje vertebrador del corto. Su periplo comienza en la Praza do Obradoiro, a los pies de la catedral de Santiago de Compostela. Desde allí, a bordo de un camión especial y en un viaje no exento de anécdotas, la Mano de Baco emprende su propia peregrinación hacia La Rioja, pasando frente a las catedrales de Astorga, León, la iglesia de San Martín de Tours en Palencia, la catedral de Burgos y Santo Domingo de la Calzada, ya en tierras riojanas. Desde ahí inicia la etapa final de su viaje hasta el Museo Vivanco de la Cultura del Vino.

La Mano de Baco es una de las esculturas de gran formato que Cándido Pazos tiene repartidas a lo largo del Camino, del que es indiscutible embajador por todo el mundo. Es el caso también de la Puerta de Europa, las esferas del Parlamento Europeo o la Fonte da Peregrina en el Monte do gozo, entre otras. El polifacético autor tiene previsto viajar próximamente a Canadá para presentar proyectos artísticos en torno al Camino.