Los colegios de la zona mantendrían las cifras de matrícula pese al descenso de natalidad

El período de preinscripción abre hasta el 20 de este mes y algunos centros ya tienen solicitudes | Las escuelas del rural resisten a la despoblación y conservan sus ratios

Las últimas promociones del CEIP de Merza antes de cerrar en 2022.

Las últimas promociones del CEIP de Merza antes de cerrar en 2022. / // BERNABÉ/ JAVIER LALÍN

Los centros educativos de primaria de la zona inician este mes el plazo de preinscripción de matrícula, que estará abierto hasta el día 20, para que las familias reserven plaza de cara al próximo curso. Si bien no será hasta pasada la fecha límite que los colegios tengan datos firmes sobre cómo se presentará la campaña de matriculación del próximo año, las jornadas de puertas abiertas, las llamadas y las solicitudes que han entrado asta el momento (tan solo hace tres días que se abrió el plazo) permiten hacer conjeturas y todo apunta a que las ratios de alumnado se mantendrán estables, incluso en las escuelas del rural.

Si el pronóstico se cumple, ningún centro de la zona de Deza y Tabeirós-Montes tendría motivos para temer un posible cese de actividad por falta de alumnos, ya que las cifras no solo se mantienen, sino que en algunos casos incluso podrían aumentar.

La etapa educativa que arroja más luz sobre la salud de un centro en términos de población es la de infantil. Si el número de inscritos en los tres cursos que componen esta fase de la formación académica de los niños es suficiente para compensar los que pasan de primaria a la ESO, el colegio puede respirar tranquilo. Y por fortuna, esto es lo que sucede en la totalidad de centros entrevistados para esta información. Lo cual supone una noticia especialmente buena si se tienen en cuenta que los datos de natalidad, en una tendencia a la baja desde hace ya varios años, llaman más bien al pesimismo.

En Lalín, el CEIP Xesús Golmar se mantienen prudentes respecto a las preinscripciones que cuentan recibir a lo largo de este mes, pero no temen sufrir una bajada drástica y esperan mantenerse en torno a los 20 alumnos en infantil, que son las cifras que manejan actualmente.

Lo mismo ocurre en el Manuel Rivero y en el Xoaquín Loriga, donde aseguran que contrariamente a lo que parece una bajada sin frenos de la natalidad, sus ratios se mantienen estables desde hace años. Por ello, hace tiempo que no llevan a cabo campañas de captación de matrícula, más allá de los actos habituales como las visitas de familias interesadas al centro: “Las hacíamos hace años, pero ahora ya llevamos una temporada que no hace falta” sostienen desde la dirección.

En el caso de A Estrada, la situación es la misma. Dependiendo del centro las ratios son más altas o más bajas, pero en ningún caso preocupa la falta de alumnado. Por ejemplo, en el CEIP Cabada Vázquez entre los tres cursos de infantil suman unos 20 alumnos y en O Foxo 26, más del doble de los que manejan en el colegio de Oca, donde rondan los 7. El motivo puede tener que ver con la proximidad al casco urbano del primero, que lo hace más atractivo para familias que viven en la villa y optan por mandar a los niños a un colegio rural pero non desean desplazarse demasiado lejos. Con todo, ambos centros ya han recibid o en sus instalaciones a familias interesadas en matricular a sus hijos de cara al próximo curso y aseguran que la situación se presenta estable, al igual que en el CEIP Manuel Villar Paramá, donde estiman recibir unas ocho inscripciones.

El CEIP de Merza, cerrado por falta de alumnos

Los períodos de preinscripción para los centros de primaria del área rural son cruciales y de ellos depende que los colegios de estas zonas puedan mantener sus puertas abiertas. Si la baja natalidad ya es un indicador alarmante, en las escuelas de aldea deben luchar, además, contra la despoblación y el abandono. Por ello, los colegios que se ubican en estas áreas buscan distinguirse del resto de la oferta para conseguir captar alumnado aunque sea llegado de otros núcleos o incluso de la villa. En este sentido, sus puntos fuertes son las bajas ratios, que permiten una atención mayor– e incluso individualizada– a cada alumno. Otros atractivos son el servicio de comedor o de transporte desde el casco urbano, como ocurre en el CEIP Vicente Arias de la Maza de Vilatuxe. Con todo, algunas de estas escuelas no consiguen ganar la batalla a esta bajada de matrículas en el rural y acaban por tener que cesar la actividad por orden de la Xunta de Galicia. Es lo que ocurrió en el CEIP de Merza, en Vila de Cruces, que cerró sus aulas para siempre en el 2022 por contar tan solo cuatro alumnos (entre todos los cursos) y no recibir ninguna nueva matrícula.

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