Sombra aquí, sombra allá

Centros estéticos de A Estrada lanzan clases para aprender a maquillarse y propuestas como las “beauty party “, que se convierten en toda una experiencia entre amigas

En este centro de A Estrada se enseña automaquillaje.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

En este centro de A Estrada se enseña automaquillaje. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / aNA cELA

Ana Cela

Ana Cela

Aunque sigue siendo de lo más pegadiza, la canción de Mecano se queda corta para hablar de maquillaje. Cierto es que la intención del mítico grupo con aquel sencillo no iba por ahí, pero aquel “sombra aquí, sombra allá” del estribillo ya no sirve a la hora de enfrentarse al espejo con la pretensión de corregir y realzar. Los contenidos que se suben a las redes sociales y a diferentes plataformas hacen que pretender emular a quienes ofrecen tips o tutoriales de maquillaje parezca una tarea relativamente sencilla, aunque muchas veces el resultado se repite: o una le pone humor y se conforma con salir hecha un cuadro o bienvenidas sean las toallitas desmaquillantes.

El sérum, el primer, la base, el corrector, el polvo compacto, el polvo bronceador, el contorno, el rubor, el iluminador, el eyeliner, la paleta de sombras, la máscara, el labial... Son tantísimas cosas y todavía más las posibilidades que se abren con cada una de ellas que los legos en la materia están completamente perdidos. Es por ello que algunos establecimientos de A Estrada se han lanzado a convocar sesiones para enseñar a las personas interesadas a maquillarse. Uno de ellos es el Centro Estético Añil, toda una referencia del sector en la capital estradense que se aventuró a ofrecer experiencias como su “beauty party” o las clases de automaquillaje. Ambas están resultado un éxito.

Una mesa preparada para recibir, en el Centro Estético Añil, a las participantes en una “beauty party”

Una mesa preparada para recibir, en el Centro Estético Añil, a las participantes en una “beauty party” / Cedida

Desde Añil, Isolda Campos explica que las Beauty Party son una propuesta para que grupos de amigas vivan una experiencia diferente. Estos paquetes para cuatro personas se eligen muchas veces como el regalo perfecto para un cumpleaños o una fiesta entre amigas. En ellas se comienza con un diagnóstico de piel y se van ofreciendo pautas sobre qué cosméticos resultan más adecuados para cada una de las participantes y cómo han de aplicarse. Esta experta entiende perfectamente que sus clientas se hagan un lío con toda la gama de productos que lanza el mercado. “Es un bombardeo constante y, lógicamente, se aturrullan”, señala. En estas sesiones se explica para qué es cada uno de los cosméticos y cómo se aplican, ofreciendo pequeñas pautas de masaje para que ese sérum, la prebase o la pantalla solar se apliquen de un modo más efectivo y también más favorecedor.

La puesta en escena es importante. De ahí que la experiencia requiera mucha preparación previa por parte del centro de estética. Las participantes lo encontrarán todo perfecto para disfrutar al máximo, no solo con todo lo que probarán y lo que aprenderán. Y es que la vivencia se acompaña de un pequeño piscolabis a gusto del consumidor. Unas prefieren un té y otras se decantan por el champán. Para todas la diversión está garantizada.

Sombra aquí, sombra allá

La mesa, preparada para recibir a las participantes. / Cedida

El automaquillaje se reserva para grupos de cuatro personas, que aprenden algunos trucos tanto para un maquillaje de fiesta como para lucir en el día a día. En estas clases las nociones se van adaptando a gustos y necesidades, desde las que solamente quieren salir a la calle a diario con un protector solar con color y los labios pintados a las que se atreven con una línea en el ojo, máscara de pestañas o un poco de colorete.

Isolda Campos reconoce que es fácil cometer errores y que ir bien maquillada no es tan sencillo como puede parecer en los tutoriales que circulan en redes sociales. Calcula que un maquillaje para ir a trabajar, con una prebase que unifique, máscara de pestañas y un poco de blush puede sumar unos 10-15 minutos a la rutina diaria. Las técnicas son muchas, tantas como gustos. Eso sí, cuando se hace frente al espejo del ascensor o en el coche, conviene ir preparadas. Más vale una clase a tiempo.

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