Un estradense en el Dakar // Dos décadas de una aventura sin precedentes

Pioneros sobre las dunas

Veinte años antes de que Javier Campos debute en la mítica competición, cuatro jóvenes pusieron rumbo a la capital de Senegal en el bautizado como Vea-Dakar | Tardaron 15 días en completar 6.000 kilómetros con un Peugeot 505

Rafael Iglesias, Xosé Pedreira, Alfredo Loureiro y Xoán Xosé Mato fueron despedidos por el alcalde Ramón Campos y el teniente alcalde José Antonio Maceira en la plaza del Concello, donde les regalaron una bandera de A Estrada que los acompañó en su viaje. |   / BERNABÉ

Rafael Iglesias, Xosé Pedreira, Alfredo Loureiro y Xoán Xosé Mato fueron despedidos por el alcalde Ramón Campos y el teniente alcalde José Antonio Maceira en la plaza del Concello, donde les regalaron una bandera de A Estrada que los acompañó en su viaje. | / BERNABÉ / Lois Docampo

Javier Campos se convertirá mañana en el primer estradense en participar en un rally Dakar. Este momento histórico llega curiosamente veinte años después de una aventura que también unió de una manera inesperada la localidad estradense con la capital de Senegal. Sus protagonistas fueron Xosé Pedreira, Xoán Xosé Mato, Alfredo Loureiro y Rafael Iglesias, los cuatro jóvenes que un día decidieron recorrer los 6.000 kilómetros que separan el municipio de Dakar a los mandos de un Peugeot 505. Esa aventura fue bautizada como el Vea-Dakar y generó una gran expectación en A Estrada. La expedición terminaría llegando a su destino después de quince días de viaje.

Cuando los cuatro emprendieron esta aventura rondaban los 30 años. Ahora, alcanzados ya los 50, Alfredo Loureiro reconoce que se trata de un recuerdo imborrable. “Lo veo con un punto de nostalgia y alegría. Es una aventura que siempre recordaremos”, afirma. Echando la vista atrás, el estradense recuerda que la idea inicial partió de Xosé Pedreira, quien quería realizar “un viaje diferente”. El proyecto surgió en medio de un café en el Piaf con Xoán Xosé Mato y el propio Alfredo. “En ese momento decidimos unirnos y surgió la idea de ir hasta Dakar. A partir de ahí nos pusimos a trabajar en el viaje, sumándose también Rafa”, explica.

Un viaje bajo la bendición del cura

Un viaje bajo la bendición del cura / Lois Docampo

Aquella aventura corrió por el pueblo y pronto llegó a los medios de comunicación. El día 7 de febrero, fecha en la que debían partir, la expectación era máxima. Su idea ganó apoyos y así llegaron los patrocinadores, que aportaron fondos pero también material para donar en Dakar. Con el Peugeot lleno hasta arriba con sus pertenencias y todo este material, su primera parada antes de salir fue el campo de fútbol de Vea, donde hubo fuegos artificiales, se tocó la campana e incluso sonó el himno gallego. Para que la iniciativa de los jóvenes aventureros se viese favorecida por la mano divina, el párroco de Santa Cristina de Vea, Ramón Campos Suárez “Moncho”, realizó su bendición al Peugeot 505.

Familiares, amigos y patrocinadores del viaje desafiaron a la lluvia para despedir a los cuatro expedicionarios, que realizaron un primer alto en el camino en la Praza do Concello de A Estrada, donde el alcalde Ramón Campos y el primer teniente de alcalde, José Antonio Maceira, les hicieron entrega de un botiquín y de una bandera de A Estrada que se terminaría convirtiendo en un símbolo de este viaje.

Los cuatro estradenses nunca se imaginaron que su viaje iba a tener tanta repercusión. Antes de comenzar su coche fue bendecido por el cura y fueron despedidos por el alcalde. A partir de ahí toco vivir una aventura única.

Los cuatro estradenses nunca se imaginaron que su viaje iba a tener tanta repercusión. Antes de comenzar su coche fue bendecido por el cura y fueron despedidos por el alcalde. A partir de ahí toco vivir una aventura única. / Lois Docampo

Por delante tenían entre 5.000 y 7.000 kilómetros de viaje, unas previsiones que ya contemplaban posibles errores de “navegación” y también la posibilidad de optar por dos rutas diferentes para cruzar Mauritania. Hasta este país viajaron siguiendo la costa atlántica, hasta llegar a Algeciras, un primer tramo que completaron en poco tiempo. Después tocó coger el ferry que enlaza Algeciras y Tánger. Ya en Marruecos, llegó el momento de afrontar destinos míticos como Rabat, Casablanca, Marrakech o Agadir y, a continuación, de afrontar duras etapas en el desierto, cruzando el Sáhara Occidental, el antiguo Sáhara Español.

Una vez superada la frontera con Mauritania vivieron sus momentos más complicados. Los cuatro jóvenes participantes en la Aventura Vea-Dakar pasaron serias dificultades durante dos jornadas, perdiéndose varias veces en el desierto y pernoctando sin orientación en tiendas de campaña. Tras dos jornadas sin poder comunicarse con A Estrada por la mala cobertura, restablecieron la comunicación para informar que seguían en perfectas condiciones y que estaban cerca de llegar a su objetivo, la capital senegalesa.

La etapa final de esta valiente aventura suponía que tenían que cruzar el río Senegal, adentrándose en este país y, tras pasar por San Luis, llegar a Dakar. Para cruzar la frontera y penetrar en el país de destino vivieron momentos de tensión con las autoridades, que les obligaron a renunciar a completar su viaje con el Peugeot 505 a causa de las restrictivas normas de entrada de vehículos en Senegal.

El estradense, con su montura y el camión de su equipo Joyride

Con una familia que los acogió. / Cedida

Una vez en Dakar, hicieron entrega de los donativos que llevaron desde A Estrada y que a esas alturas ya cargaban a hombros. Para ello contactaron a través de una embajada con las monjas de los Escolapios. Allí, disfrutaron de un espectacular recibimiento por parte de los niños del colegio y dejaron el material sanitario que les había entregado el concello, así como gorras, equipaciones de equipos de fútbol y más de 200 bolígrafos, un regalo que los pequeños valoraron especialmente, al igual que los mayores el aceite de oliva y otros alimentos.

En la capital pasaron dos días para emprender el camino de vuelta, ahora ya en avión con dirección al aeropuerto de Oporto. Al filo de las 9.30 horas, los cuatro viajeros eran recibidos en el aeropuerto de esta ciudad lusa por una delegación estradense integrada por 45 personas que se habían desplazado en un viaje organizado en autobús.

No pudo volver con ellos su compañero en este largo recorrido, su Peugeot 505. Se trataba de un vehículo que eligieron –ante la imposibilidad económica de optar por dos todoterrenos– por su dureza, comodidad, fiabilidad y facilidad para encontrar recambios en terreno africano, al ser muy utilizado en la zona. Una vez terminado el viaje no tuvieron problemas además para encontrar un comprador en la frontera de Senegal.

Su llegada a Dakar.

Su llegada a Dakar. / Cedida

Con la experiencia acumulada durante sus casi dos semanas de viaje, los aventureros no dudaron en decir que lo mejor de su aventura fue la hospitalidad de la gente de a pie, que en el Sáhara Occidenta tuvieron ocasión de comprobar –en concreto, en la ciudad de Dajla, la antigua Villa Cisneros– en el seno de una familia que les abrió las puertas de su casa. A su llegada destacaron la gran sensación de calor –40ºC de temperatura–, pero mucho más llevadera que la de Galicia, por carecer de humedad. Lo que más echaron de menos los viajeros fue a sus seres queridos y la higiene personal, así como la sensación de seguridad de la que carecieron por la actitud de las autoridades.

Ya de vuelta en casa.

Ya de vuelta en casa. / Bernabé

“La verdad es que se montó una buena”, afirma Alfredo Loureiro a una distancia de veinte años de aquella aventura. “Sé que es el mejor viaje que voy a hacer en mi vida. Seguramente hoy sería impensable hacerlo, por la inseguridad que hay en algunos de esos países. Nuestra intención era hacer un viaje diferente y creo que lo hicimos. Fue una aventura muy especial”.

Campos continúa con su aclimatación al terreno

Campos, ayer, en el vivac del Dakar.

Campos, ayer, en el vivac del Dakar. / Cedida

Javier Campos continúa contando las horas para su estreno mañana en el Dakar 2024 y lo hace intentando tomar el pulso al complicado terreno con el que tendrá que pelear desde el 5 al 19 de enero sobre una distancia equivalente a 5.000 kilómetros. En la jornada de ayer el estradense tenía previsto seguir tomando el pulso a su montura sobre este terreno, aunque finalmente no pudo entrenar como le gustaría. Según manifestó, en esta jornada la organización decidió que los coches utilizasen la misma zona de entrenos que las motos, por lo que dejaron la zona en muy mal estado. “El terreno no estaba nada bien, así que solo di unas vueltas y regresé de nuevo al vivac para evitar problemas”, manifestó el piloto, quien reconoce que estos shakedowns previos a la etapa prólogo le están viniendo bien para adaptarse. “Tengo que acostumbrarme, tanto a los terrenos más blandos como a los más duros. No solo son dunas, sino también otras zonas con muchas piedras. Estoy viendo cómo responde la moto y cogiendo la mano en cada situación”. Tras regresar al campamento Campos tuvo que realizar nuevas verificaciones, tanto administrativas como técnicas en su montura, que se sumaban a las ya realizadas anteriormente en Barcelona antes de embarcar. A última hora tuvo lugar el briefing, una tradición en el Dakar al final de cada jornada donde el director de carrera, explica el programa y la etapa del día siguiente. Además, informa sobre las novedades que pudiesen surgir. Ante él se congregan todos los pilotos y responsables de los equipos que participan. En la jornada de hoy está previsto que se celebre la presentación de todos los participantes, mientras que mañana tendrá lugar el podio de salida y el prólogo del Dakar 2024.

Suscríbete para seguir leyendo