La mortalidad en las carreteras se mantiene: seis personas fallecidas durante el último año

Dos hombres perecieron atropellados en A Estrada | Otros dos sufrieron indisposiciones al volante antes de salirse de la vía | Un motorista y un repartidor murieron al chocar contra sendos camiones en Lalín y Rodeiro

Los servicios sanitarios intentaron sin éxito reanimar al octogenario atropellado en A Estrada.

Los servicios sanitarios intentaron sin éxito reanimar al octogenario atropellado en A Estrada. / L.D.

Xan Salgueiro

Xan Salgueiro

La mortalidad en las carreteras de Deza y Tabeirós-Terra de Montes se mantiene en parámetros similares a los de años anteriores, excepción hecha de 2022, cuando se registraron once óbitos, siete de ellos en el accidente de autobús en Pedre (Cerdedo). En 2023 fueron seis las víctimas mortales constatadas en las vías de ambas comarcas, igual que en 2020 –a pesar de las restricciones de movilidad de la pandemia– y una más que en 2021. Son todos hombres: dos perecieron atropellados en distintas calzadas de A Estrada, otros dos sufrieron indisposiciones antes de salirse de la vía y los dos restantens, un motorista y un repartidor, chocaron contra sendos camiones.

Los dos primeros decesos por accidentes de tráfico se produjeron en el mes de mayo en la comarca dezana. El primero tuvo lugar el día 6, en una lluviosa mañana de sábado, cuando un motorista que asistía al Mundial de Enduro chocó contra un camión de reparto en la rotonda de Wily, en Lalín. Esta intersección de las avenidas Xosé Cuiña y Donramiro es un lugar de frecuentes siniestros, sobre todo en días de precipitaciones o heladas, debido a la pendiente existente. La víctima, un varón francés de 42 años, integraba uno de los equipos del campeonato de motos.

Solo dos años más, 44, tenía el hombre que se convirtió en la siguiente víctima mortal de las carreteras dezanas. Su fallecimiento se produjo el 31 de mayo, un miércoles por la mañana, al chocar la furgoneta que conducía contra un camión cargado de piedra en una vía secundaria de Rodeiro.

A finales de agosto, el martes 22, tuvo lugar el siguiente suceso con fatal desenlace. Un estradense de 85 años perdía la vida tras ser arrollado por un camión de transporte de animales cuando cruzaba, por un paso de cebra, la Nacional 640 en dirección a la calle Serafín Pazo. El atropello volvió a poner en el punto de mira una travesía que –a la espera de la mil veces anunciada circunvalación que aligere su tránsito– ya se ha cobrado más vidas humanas, tanto en ese mismo paso de peatones como en el situado delante de la Farmacia Eirín.

El domingo 10 de septiembre se registró una salida de vía en el desvío de la N-525 hacia la parroquia silledense de Dornelas. Los servicios de emergencias indicaron entonces que el conductor del vehículo había sufrido una indisposición previa, de modo que podría haber muerto antes del impacto.

En esa misma zona de la N-525 se produjo el atropello de un varón de 53 años de edad vecino de la parroquia estradense de Loimil. Ocurrió el sábado 4 de noviembre, en una noche de poca visibilidad debido a las condiciones meteorológicas. La Guardia Civil de Tráfico indicó que el hombre no llevaba chaleco reflectante y que la zona por la que transitaba carecía de luz.

Una indisposición al volante podría estar también detrás de la muerte de un lalinense de 64 años acaecida el 24 de noviembre en la parroquia lalinense de Goiás. El turismo que conducía se salió de la vía en el lugar de Pareízo, justo después de que el hombre sufriese “un ictus o un infarto”, tal como informaba entonces Emerxencias Lalín.

Caída de moto en la N-541 y muerto junto a un tractor

En Cerdedo-Cotobade, pero fuera del ámbito territorial de Tabeirós-Montes, se produjeron otras dos muertes de conductores: la de un motorista en la N-541 y la de un tractorista en una finca. En 2022 se habían contabilizado cuatro defunciones a bordo de tractores y segadoras. Un experimentado motorista de Marín, de 52 años, fallecía el 13 de enero, viernes, al sufrir una caída cuando circulaba en sentido Ourense. Este suceso se producía en la misma carretera en la que, a unos quince kilómetros y solo veinte días antes, en la Nochebuena de 2022, se había registrado el accidente de bus que terminó con siete víctimas mortales. El autocar se precipitó al río Lérez desde el puente de Pedre en una noche con unas condiciones meteorológicas muy adversas. Un hombre de 51 años perecía el 10 de noviembre pasado cuando manejaba un motocultor en su finca de Pozo Negro, en la parroquia cotobadesa de Rebordelo. El cadáver apareció al lado del vehículo agrícola, que tenía remolque y no estaba volcado. Estas circunstancias llevaron a los servicios de emergencias desplazados al lugar a descartar prácticamente la hipótesis inicial de un accidente y a apostar por que el hombre había sufrido algún tipo de indisposición.

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