Lecciones que salvan vidas

El desfibrilador llega a las aulas del colegio Figueiroa de A Estrada, donde se ofertará formación a los profesores para que estén preparados para el uso de este dispositivo

Alumnos de Figueiroa, ayer, entregados a la práctica en un rocódromo que pronto duplicará su superficie.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Alumnos de Figueiroa, ayer, entregados a la práctica en un rocódromo que pronto duplicará su superficie. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Ana Cela

Ana Cela

Ana Cela

Se dice con frecuencia que el saber no ocupa lugar y no hay mayor verdad. Los conocimientos nos hacen más grandes y sabios sin necesidad de ocupar más espacio que el que llevamos de serie. A lo largo de nuestras vidas vamos pasando por lugares en los que ir incorporando y ampliando lo que la realidad nos enseña del mundo. Un colegio es un buen punto de partida. Es aquí donde primeramente entramos en contacto con muchísimas disciplinas del que saber que nos forman como conocedores, pensadores y, sobre todo, como personas. En las aulas del colegio Figueiroa de A Estrada se suma esta semana a todas esas herramientas del saber una que ofrece una lección con la que se pueden salvar vidas.

El de Figueiroa es el centro de mayor volumen de matrícula de los de A Estrada, con 427 alumnos. “Entendíamos que somos un centro con muchos alumnos, personal docente, comedor, actividades extraescolares... y que este equipo podía resultar también importante, incluso, para el barrio”, explica el director de este colegio, José Manuel Reboredo, justo antes de comience a escucharse el sonido de la alarma que salta nada más abrir la puerta del Desfibrilador Externo Semiautomático (DESA), una unidad instalada en el hall del centro. Si este sonido se escucha y no se estamos ante un simulacro, alguien se enfrenta a una de esas pruebas importantes de la vida ante las que conviene haberse estudiado bien la materia y saberse preparados para afrontar el examen con la mayor serenidad posible.

El CEIP Figueiroa ha querido estar preparado para una posible emergencia. Existen precedentes en el municipio y técnicos de emergencias han recalcado a este equipo docente que, aunque no se trata de un equipamiento obligatorio, resulta de vital importancia –y nunca más literal– actuar en los cinco minutos posteriores a que se produzca una parada cardiorrespiratoria, no solo para salvar una vida, sino también para evitar lesiones irreversibles. Por cerca que esté la base del colegio, siete u ocho minutos se los lleva”, dijo Reboredo en relación a los servicios de emergencia localizados en la capital estradense. Fue por todo ello que este colegio resolvió comprar el equipo –cuesta entre 1.400 y 1.500 euros, ya instalado– y ganar en tranquilidad. “El esfuerzo económico que supone no significa nada en relación al beneficio que puede producir en caso de que se necesite utilizarlo”, reconoció Reboredo.

Reboredo muestra la unidad de DESA colocada en el hall del CEIP Figueiroa.  | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Reboredo muestra la unidad de DESA colocada en el hall del CEIP Figueiroa. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Ana Cela

Este colegio se encuentra ahora tramitando con la Fundación Pública Urxencias Sanitarias de Galicia- 061 el registro del nuevo equipo, remitiendo toda la información que se le requiere. Después, el colegio solicitará formación para todo el profesorado –no es obligatorio aunque se estima que todos los docentes estarán interesados– para saber qué pasos tienen que seguir si en algún momento hay que hacer uso del DESA. Además, el centro tendrá que buscar a una persona con la titulación o formación necesaria para que actúe como responsable de la aplicación. En caso de no disponer de ese perfil, se presume que sería el propio personal del 061 el que guiaría en la intervención.

También para el barrio

Contar con un desfibrilador no solo resulta importante en un centro con tantos alumnos, sino que también es un dispositivo de gran interés para unas instalaciones por las que pasan muchas otras personas. Para empezar, en el colegio trabajan 34 profesores, otros tres trabajadores de personal no docente; el equipo de media docena de empleados que atiende el comedor escolar o dos trabajadoras de limpieza. A ellos hay que sumar todos los padres que se acercan a lo largo del día al colegio y que también podrían experimentar una indisposición en la que resulte crucial el uso de este equipo de emergencias. A mayores, en las instalaciones de este centro se organizan muchas tardes actividades extraescolares. Entiende José Manuel Reboredo que este equipo también podría ser utilizado, si se diese el caso, ante emergencias que se produzcan en el barrio si el colegio se encuentra abierto, por lo que el número de beneficiarios potenciales es todavía mayor.

El colegio tiene también solicitado para comienzos de año someter a su equipo docente a un curso de primeros auxilios, una formación que se estima de carácter básico y prioritario, que puede resultar especialmente útil ante un gran número de incidencias, sabiendo que la actuación está siempre guiada por el conocimiento, a la espera de que intervengan los profesionales de los equipos sanitarios y de emergencias.

Por otro lado, si el DESA es ese material que conviene tener aunque nadie quiere tener que utilizar jamás, el CEIP Figueiroa estrena estos días equipamiento que todos están deseando probar. Se trata de un rocódromo instalado en una de las paredes del gimnasio, la que da hacia el patio cubierto. Son 7 metros lineales de desafío para escaladores principiantes, un atractivo panel que complementa el material de Educación Física y, además, el tiempo de recreo. La idea es duplicar la superficie actual y llegar a los 14 metros.