A Estrada hace caer el fruto prohibido

El buen tiempo acompaña el inicio de la recogida de la manzana | Esperan más de 1,5 millones de kilos

El fruto se recoge, pieza a 
pieza, de modo manual.
   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

El fruto se recoge, pieza a pieza, de modo manual. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Ana Cela

Ana Cela

Sol y temperaturas muy agradables verificaban en la mañana de ayer un día propio del veranillo de San Miguel, un fenómeno meteorológico todavía más presente por coincidir con la onomástica del 29 de septiembre. En muchos rincones del campo estradense la jornada arrancaba con los trabajos propios de esta época del año, al menos desde que A Estrada se lanzó –hace más de dos décadas– a la aventura de convertirse en toda una potencia autonómica en el sector de la manzana para la elaboración de sidra.

Cada productor tiene sus costumbres. Aunque todavía queda quien prefiere varear el manzano para hacer caer el fruto, la mecanización de estos trabajos hace que cada vez esté más extendido emplear los sistemas de vibración para conseguir que la manzana termine en el suelo. Eso sí, una vez en tierra, la técnica más extendida es la recogida manual de cada uno de los frutos “prohibidos”.

Aunque es ahora cuando arranca la recogida de la manzana, las semanas previas fueron ya de preparación en los pomares. Y es que, antes de nada, es preciso limpiar las fincas para facilitar el trabajo de recolección bajo los manzanos. Con una parcela sin rastrojos ni otros elementos es mucho más rápido y sencillo recoger el fruto que baja del árbol y que terminará en los big bags al completar la jornada de trabajo.

Actualmente, en A Estrada existen dos cooperativas de productores de manzana –Ullama y Maestra– y otros tantos productores que prefieren gestionar la recogida y comercialización de su fruta de manera individualizada. Con todo, el grueso de la producción termina en el mismo sitio: la planta de transformación que Custom Drinks, de Hijos de Rivera, tiene en Chantada. Hasta allí viajan cada día una o dos bañeras de entre 20.000 y 25.000 kilos de manzanas procedentes del campo estradense y cuyo destino es la elaboración de sidra ecológica, que luego se comercializa como Maeloc.

Las manzanas, listas para su 
traslado a la planta
transformadora.
  | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Las manzanas, listas para su traslado a la planta transformadora. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Cuadrillas de trabajadores van rotando por las distintas fincas estos días, en jornadas de mañana y tarde, para ir afrontando la recogida de una cosecha que en este 2023 se ve favorecida por la “vecería”. Se trata de un fenómeno que afecta a algunos árboles frutales y que ocasiona una alternancia de años con una producción muy elevada y otros en los que se da una merma muy considerable del fruto. En este caso toca recogida más abultada, aun cuando desde el sector no se espera llegar a las cifras de récord registradas en 2021. Las expectativas pasan por superar cómodamente los 1,5 millones de kilos de manzanas. Nada menos.

Aunque a mediados de septiembre hubo varias jornadas ventosas que tiraron mucho fruto al suelo, el que permanece en los árboles es de buena calidad y con mucho zumo. Cabe recordar que se trata de un cultivo con certificación ecológica, amparado por el sello del Craega. De hecho, esta fue la apuesta que singularizó al sector estradense, que desde hace décadas se animó por comercializar cultivo ecológico que permita elaborar una sidra de esta misma consideración y calidad.

Aunque estos días de veranillo animen, el otoño ya llegó y las jornadas de trabajo en el campo van viendo reducidas las horas de luz. De ahí que en la recogida de la manzana estradense se trabaje sin pausa para que a finales del mes de octubre no quede fruta en el árbol.

Recogida de manzana, ayer,
en una finca de la parroquia
de Orazo.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Recogida de manzana, ayer, en una finca de la parroquia de Orazo. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Preocupan las velutinas

Una cuestión que está preocupando al sector es el impacto de la avispa velutina en los trabajos de recolección de la manzana. En los últimos años es este insecto el que está generando incidencias en los pomares. La última este jueves, cuando el propietario de una plantación en Agar sufrió una picadura que lo llevó al hospital. Afortunadamente, se encuentra bien, pero con el susto en el cuerpo.

La situación no es nueva. De hecho, alguna de estas picaduras de velutina terminó con la necesidad de movilizar a un helicóptero para la evacuación de algún recolector. Explican que el problema llega porque las avispas hacen sus nidos en los manzanos, a estas alturas cargados de fruta y hoja. Ello hace que la colonia de insectos pase completamente desapercibida cuando se inician los trabajos para zarandear el árbol y hacer caer la manzana. No hace falta explicar qué sucede cuando se sacude un avispero. Recomiendan precaución y llamar a los servicios correspondientes para la retirada del nido, aunque ello suponga la interrupción temporal de la recogida.

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