El primer baño va a tener que esperar

Las aguas del río Ulla bajan turbias debido a los desprendimientos ocasionados por las recientes tormentas, lo que afecta a las áreas recreativas de A Praíña y Areal

El río Ulla a su paso por Pontevea ayer.

El río Ulla a su paso por Pontevea ayer. / nerea couceiro

Llega junio, el verano está a la vuelta de la esquina y eso significa que es hora de ir sacando los bañadores, las toallas y las chanclas para disfrutar del sol y de un buen baño en algunas de las zonas habilitadas para ello en A Estrada. No obstante, los amantes de darse un chapuzón en el Areal o A Praíña van a tener que esperar un poco, pese a que las tormentas hayan dado una pequeña tregua ayer y hoy, pues el actual estado de las aguas del Ulla no invitan, precisamente, a nadar en ellas.

Desde el sábado y a lo largo de todo su cauce, puede observarse como este río corre con aguas enturbiadas, completamente marrones y que no dejan ver el fondo. Las causas exactas se desconocen, pero los que viven la vida del río más de cerca aseguran que esto no es la primera vez que pasa. Uno de ellos es Salvador Ortega, natural de la parroquia de Couso y gran aficionado de la pesca deportiva, explica que esto ya había ocurrido otros años: “una vez estuvo una semana entera así y resultara llamativo porque ni siquiera había llovido en los días anteriores”. “Por aquel entonces le echaban la culpa a una de las balsas de la mina de Río Tinto” añade. En cuanto al fenómeno de este año, Ortega comparte algunas de las razones que podrían explicar este enturbamiento: “lo más probable es que tenga que ver con las tormentas de estos días, que produjeron desprendimientos y el río los arrastró, aunque había que mirar el origen en la parte de arriba, en la zona del Deza, porque fue allí donde se registraron más destrozos por el tiempo y todo apunta a que es también donde se empiezan a empañar las aguas”.

El hecho de que afecte a todo su cauce implica que dos de las zonas de baño predilectas de los estradenses se encuentran afectadas: las anteriormente mencionadas Areal y A Praíña. Por su proximidad y buen estado, ofreciendo tanto sombra como sol, accesos cuidados al río y aguas generalmente limpias, cuando empieza a llegar el buen tiempo, estas áreas empiezan a recibir a los primeros bañistas. Aquellos que no pueden o no desean desplazarse una hora hasta la costa. El responsable de una de ellas, Pedro Castañeda, de A Praíña, comparte que si bien esto no va bien para el negocio, “es algo habitual y dentro de unos días ya debería estar solucionado”. “Hay problemas que nos preocupan más”, declara.

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En efecto, desde A Praíña, Pedro Castañeda comenta que lo que realmente les preocupa y podría afectar a su trabajo este verano no son las aguas marrones y turbias, que en principio deberían volver a la normalidad en unas cuantas jornadas, sino las obras del puente. Desde diciembre la Xunta ha llevado a cabo trabajos de restauración en esta construcción medieval, con el fin de ponerla en valor y mejorar su conservación. Dicha actuación está prevista que se remate el 22 junio, justo a tiempo para inaugurar la temporada estival. Sin embargo, Castañeda asegura que “se encuentra paralizada” y que los operarios de la empresa responsable “no vienen a trabajar, o cuando vienen están cuatro horas y se van”. El responsable de A Praíña teme que los trabajos se acaben extendiendo más de la cuenta: “dicen que tienen otras obras en otros concellos y que se tienen que repartir, otras veces hicieron parones por falta de material... etc, al final podrían aplazarla un mes más, lo que nos pondría ya a finales de julio”. Si bien los bañistas pueden seguir acudiendo a la zona para disfrutar del sol en esta área recreativa, lo que Castañeda entiende que podría afectarles en el volumen de trabajo es lo siguiente: “no estamos visibles, la entrada está entorpecida, esto no llama a entrar, sino todo lo contrario”.

El BNG apunta a la viticultura como causante

El primer partido político en mostrar preocupación por la situación de las aguas del río Ulla fue el BNG, que mostró en sus redes sociales fotos de cómo se encontraban estas a su paso por Pontevea, añadiendo que “las aguas bajan muy turbias, con un color que no presagia nada bueno para la fauna de la ribera del río”. En su caso, señalan que la explicación a este fenómeno podría estar en “los grandes movimientos de tierra que se están realizando en los márgenes del río, vinculados a las grandes plantaciones vitivinícolas, que con las tormentas primaverales están arrastrando lodo para los ríos y riachuelos que llegan al Ulla”. Algo que bajo su punto de vista “no es nada bueno”. En este sentido, el BNG estradense instó públicamente al fobierno municipal en funciones a “moverse y denunciar estos hechos ante las autoridades competentes para posteriormente tomar medidas, de modo que se evite que se den estos graves hechos que afectan a todos los ríos, pero especialmente al Ulla”. Asimismo, van más allá y aseguran que esto acabará afectando también a “los bancos marisqueros de la ría de Arousa”. Los nacionalistas piden así respuestas y acción al Concello y subrayan que “en los últimos años este tipo de situaciones es habitual pero no deberían considerarse normales, ya que hay motivos para pensar que pueden afectar gravemente a nuestro ecosistema”. En este sentido, cabe destacar que el resto de ríos y afluentes que vertebran la red fluvial del municipio, como son el Umia o el alfluente del Ulla, el río Liñares, mantienen la normalidad en sus aguas, que bajan limpias, lo que indica que el único afectado hasta ahora sería el Ulla.

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