La Rosaleda: la cafetería en la que nadie es forastero

El emblemático establecimiento de Lalín celebra este viernes su 40º aniversario con una fiesta amenizada por Pachi Show

Silvia Gómez y su madre María Eva Paz, ayer, en la cafetería La Rosaleda de Lalín.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Silvia Gómez y su madre María Eva Paz, ayer, en la cafetería La Rosaleda de Lalín. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Á. G.

Á. G.

Desde 1983 Lalín cuenta en el número 26 de la Avenida Luis González Taboada con un local donde ir a tomar el café o un aperitivo junto a una reproducción del Baile en el Moulin de la Galette de Renoir es una tradición. La cafetería La Rosaleda de la capital dezana festeja este fin de semana sus 40 años de existencia con una fiesta desde las 20.00 a las 3.00 horas y que obligará a cortar un tramo de la calle para que todos los que participen en ella puedan disfrutar a gusto. Está previsto que sean muchos los que no quieran perder la ocasión de celebrar la longevidad de un establecimiento que recibe al que entra por sus puerta con hospitalidad.

Un negocio con tantos años de existencia tiene, como no podía ser de otra manera, su historia particular. María Eva Paz y David Gómez, que falleció hace unos años, naturales del municipio rodeirense, emigraron a Francia en búsqueda de un futuro mejor. Al pasar un tiempo, decidieron regresar a la comarca e invertir lo que habían ganado. De esta forma comienza su existencia la cafetería Rosaleda, en honor al nombre de la clínica La Rosaleda de Santiago, en dónde nació su hija Silvia tras el fallecimiento de su hermano, y al bar del mismo nombre que había allí, tal y como cuenta Gómez. “Mis padres incluso habían visto una cafetería cerca del hospital que también se llamaba como él, les gustó cómo sonaba y le pusieron el nombre”, explica.

Silvia Gómez todavía está asimilando el hecho de que el establecimiento hostelero de su familia pueda cumplir ahora 40 años en tan buen estado de salud: “Cuando abres un negocio como el nuestro piensas en lo mejor pero tampoco crees que vas a estar tantos años. Mi padre evidentemente no, que falleció, pero nunca sabes cómo te va a ir. De hecho, mis padres tuvieron una ferretería justo antes y la cerraron. Los negocios tanto te pueden ir muy bien como muy mal, pero pasan los años y cuando te das cuenta dices 40 años, ¡madre mía!”, asegura.

Lo cierto es que María Eva y su hija Silvia confían en poder seguir cumpliendo años al otro de la barra de La Rosaleda, en lo que se ha convertido para ellas en todo un ritual después de tanto tiempo. Al respecto, Silvia manifiesta que “toquemos madera para que sigamos otros 40 años más. Y eso que a mis hijos no les gusta nada el bar. Tienen muchísima vergüenza y en seguida se cortan. No les gusta nada el rollo del público, sobre todo a mi hijo el mayor. A no ser que un día les cambie la cabeza y monten un pub, todo indica que yo seré la última al frente de La Rosaleda”. Mientras eso sucede, las actuales responsables del céntrico local de la capital dezana no dejan de servir a una clientela que abarca de padres a hijos en una especie de relevo generacional realizado entre cortados, solos, cañas o vermús. Porque tanto Silvia como su madre María Eva tienen claro que la suya es una cafetería eminentemente familiar: “Es, sin duda, un bar de amigos. Vienen siempre las familias de toda la vida y es gente que entra por la puerta y ya no le preguntas qué toman. Por las mañanas ya sé lo que toma cada uno y por la tarde, igual. A cada hora del día que vaya a venir el cliente sabes perfectamente lo que va a tomar”, asegura la hija de la propietaria de La Rosaleda de Lalín.

En cuanto a la tradición de recalar en el local de generaciones diferentes, Silvia Gómez afirma que “es lo típico: tu padre te lleva al bar y se toma un café antes de acercarte al cole o al instituto y al final tú también te haces cliente. Siempre hay alguien que te pregunta si te acuerdas cuando venía con su padre siendo más joven”.

Toda una vida

El evento que está previsto llevar a cabo con motivo del 40 cumpleaños de La Rosaleda responde a la necesidad de congratularse de que la cafetería haya resistido abierta durante tanto tiempo. En este sentido, Silvia Gómez matiza que “yo creo que siempre hay que celebrar algo así, tanto el tiempo que lleva abierto el local como los años que cumplas porque, oye, hoy estás aquí y mañana a lo mejor no estás. Debemos celebrar siempre todo”. Esta filosofía es la que hace posible que la numerosa clientela del local acuda a un evento que espera llenar el tramo de calle donde se encuentra la cafetería. La música de Pachi Show garantiza una velada llena de ritmo para todas las edades similar a la celebración del 35 aniversario del establecimiento, que contó entonces con las actuaciones de Benxa Otero, Vito da Silva y Diego Sieiro, además de con el mismo dúo que el viernes pondrá a todo el mundo a bailar.

Silvia no quiere tampoco pasar por alto el hecho de tener la verja subida durante tanto tiempo, sobre todo después de haber superado un contratiempo de la magnitud de la pandemia. “Después de 40 años se puede decir que somos un clásico de Lalín. Evidentemente, hay algún local que lleva más años abierto, lo que también tiene muchísimo mérito. Toda la vida ahí es algo que hay que valorar”, concluye. Ella también se encargará de que no falten los pinchos en una fiesta con motivo de un número redondo en la vida de La Rosaleda. Su cabeza visible también tiene claro que para ella y los suyos la clientela son como una gran familia en un trabajo que, aunque tenga su inevitable rutina, demuestra la fidelidad a un establecimiento sobre todo acogedor.

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