De vuelta al barrio

Familias de Pozo do Barro, en el tramo final de la Avenida Fernando Conde, fijan una reunión anual con vermú y juegos en la calle para regresar al barrio donde crecieron juntos

Foto de grupo de las familias que crecieron juntas en el barrio de Pozo do Barro.

Foto de grupo de las familias que crecieron juntas en el barrio de Pozo do Barro. / Ana Cela

Ana Cela

Ana Cela

Hubo un tiempo en el que las pantallas no atraían a los niños como si quisiesen transportarlos a un mundo paralelo. Hubo años en los que la calle era el mayor patio de recreo: el lugar en el que jugar a las chapas, las canicas, al escondite o a polis y cacos; el espacio para crear tu propio circuito de bicicleta, compatible con saltar a la cuerda o el reto de ver quién lograba subir la goma a lo más alto sin “picar”. En esos tiempos, uno no vivía encerrado en las cuatro paredes de su casa. Se crecía en el barrio y junto al barrio, arropado por esos vecinos que prácticamente eran parte de la familia, con los que compartir las alegrías y las penas, además del bocata de Nocilla y las siempre generosas bolsas de pipas. Así crecieron muchas de las personas que este fin de semana se reunieron en Pozo do Barro, en el tramo final de la Avenida Fernando Conde de A Estrada. Tocó volver al barrio en el que todos crecieron y en el que algunos todavía viven.

Fotos del “antes y después” de los tiempos de bicicleta. Abajo, juegos compartidos por todos.

La foto de ayer, en bicicleta por el barrio. / Ana Cela

A veces es un momento triste el que anima a buscar la alegría. Fue así en este caso. Muchos de estos vecinos de A Estrada se encontraron en un velatorio, en 2019. Se dijeron que no era de recibo compartir solo estos malos tragos, que era necesario fijar un día al año para recordar lo felices que habían sido juntos. Y así fue. En mayo de ese mismo año llegó la primera reunión del barrio. Su intención era establecer el segundo fin de semana de ese mes como cita común en sus agendas, pero la pandemia les chafó los planes. Este año decidieron retomar el reencuentro anual. ¿Dónde? Pues no podía ser en otro lugar que no fuese el barrio, así que una de las vecinas cedió su garaje en Pozo do Barro y un catering se encargó de servir el almuerzo. Eso sí, el vermú se toma a pie de calle, como se vivía antes.

De vuelta al barrio

Emulando una foto antigua. / Ana Cela

En esta ocasión, la falta de una de las familias hizo que finalmente fuesen 49 los adultos participantes, junto con 12 niños. Las familias que fueron creciendo juntas en esta zona de A Estrada admitieron a nuevos habitantes, exigiendo que tuviesen una vivienda en propiedad o, lo que viene a ser lo mismo, intención de quedarse en el barrio.

“El vermú lo tomamos en la calle porque era donde nos juntábamos y donde realmente disfrutábamos”, explica Montse Torres, una de las organizadoras de esta jornada de reencuentro. Reconoció que se les pasó por la cabeza cortar la calle para poner la mesa fuera, pero no lograron el permiso. No obstante, si el primer año habían intentado jugar al fútbol en la calle como lo hacían tiempo atrás, decidieron acomodar el espacio actual para juegos de los de antes, desde el pañuelo al tiro de cuerda, tratando de mostrar a las nuevas generaciones cómo disfrutaban cuando sus padres y madres eran los pequeños de la casa.

De vuelta al barrio

Juegos para mayores y pequeños. / Ana Cela

Os dos catro pisos, Os de Tato, Os de Silleda, As de Torres, Os de Alfonso, Os de Ríos, Os de Mato, Os de Louzao y Os de Josefa. Así se conocían a las familias que otrora hacían barrio en Pozo do Barro. “De estar todas las casas llenas de gente, ahora quedan As de Torres y Os dos catro pisos, las demás quedaron vacías”, rememoran. Montse Torres no tiene que esforzarse mucho para recordar cuántos niños y niñas bajaban a jugar a la calle: eran 23 pertenecientes a “cuatro casas pegadas”. Hoy tienen entre 45 y 60 años, además de un relevo garantizado. “Lo pasábamos pipa... y aun nos lo pasamos ahora”, ríen. A raíz de la celebración de este año, y en previsión de que a partir de Semana Santa los compromisos se multiplican, estos vecinos han decidido marcar el último fin de semana de marzo como fecha para reunirse. Ese será el día para volver al barrio.

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