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Las mercerías de la zona tienen estos días secciones con telas propias del Carnaval. | // A.C.

El Carnaval tiene mucha tela

Los festivales de los centros educativos y los desfiles de disfraces disparan las ventas de tela en establecimientos de las comarcas, que estas semanas despachan un 70% más

Las mercerías de las comarcas de Tabeirós-Terra de Montes y Deza están estos días en temporada alta. Toca preparar los disfraces para Carnaval y, el que más y el que menos, acude a estos establecimientos buscando consejo, ayuda y varios metros de tela. Gomas, lazos, hilo, botones y un largo etcétera se combinan con tejidos de toda clase y color para configurar la indumentaria escogida para lucir en estas fiestas. Si la parte más tradicional del Carnaval en las tierras que baña el Ulla tiene claros cuáles han de ser sus trajes para que el Entroido cabalgue por aldeas y capitales municipales, aquellos que no forman parte de los ejércitos que comandan los Xenerais se las ingenian a estas alturas para configurar el disfraz que lucirán en los desfiles y bailes o que habrán de confeccionar para que sus hijos vayan felices al festival del colegio. Sea como fuere, el Carnaval tiene mucha tela que cortar.

La celebración de estas fiestas en los centros educativos y las directrices ofrecidas en cada colegio desataron la pasada semana las ventas de tela y complementos de mercería en las comarcas. Desde el sector se calcula que las ventas se incrementarán en estas semanas un 70% con respecto a su volumen habitual de negocio, de manera que es momento de hacer el agosto en pleno invierno.

Tutoriales y grupos de Whatsapp

“Esta semana empezaron a venir los padres para preparar los disfraces de los colegios”, explica María del Carmen Rozados, desde el establecimiento As túas labores de A Estrada. En su tienda no paran de entrar personas con el móvil preparado para enseñarle el modelo que encontraron en tutoriales o distintas páginas web y que pretenden emular. Tampoco faltan las fotos que circulan estos días en los grupos de Whatsapp de padres y madres, que bullen de actividad estas semanas para comentar las indicaciones ofrecidas por el profesorado, aportar consejos y tratar de salir airosos de la aventura de configurar un nuevo disfraz.

“Tuve que hacer un pedido especial porque no sabía por dónde iban a tirar este año. A veces los profesores me comentan y voy encargando”, indica Rozados. Este año algunos de los encargos que le han llegado pretenden configurar indumentarias propias del mundo del cine o de personajes propios de las distintas manifestaciones carnavalescas que existen en Galicia, entre otras muchas propuestas.

Gomas, lazos o hilos completan los encargos. | // A.C.

Fieltro, tul y rasete se convierten en las telas que más se despachan estos días desde las mercerías, que ya tienen su propia sección de telas propias de Carnaval, toda una explosión de tonalidades sin miedo alguno a llamar la atención. “No se busca tanto la calidad de la tela como que sea carnavalera”, reconocen. Y es que, con la que está cayendo, se procura que el disfraz salga lo más económico posible, conscientes de que algunos de ellos tienen las ocasiones contadas.

Detrás del mostrador de algunas de estas mercerías se reconoce que los disfraces para los centros educativos son los que generan una mayor venta, con menos demanda por parte de quienes buscan lucir resultones en las salidas o eventos que puede ofrecerles el Carnaval. “Los colegios sí, el resto ya no es lo que era”, apunta Mari Carmen Rozados. Y es que madres y padres continúan apostando en gran medida por preparar ellos mismos –con o sin ayuda– el disfraz que lucirán sus hijos, en lugar de apostar por la compra del disfraz completamente confeccionado. Sin embargo, para otro tipo de celebración carnavalesca es más habitual acudir a un bazar, a algún comercio o a una página web que ofrezca la indumentaria que se está buscando lista para vestir o para lucir con un par de arreglos.

A la aventura del coser

“Es una época alta, debería ser muy alta pero no lo es tanto”, indican desde el mostrador de As túas labores, mientras se atiende a un grupo de madres que acuden dispuestas a encontrar telas que les puedan resultar útiles para vestir a sus hijos con un disfraz que los convierta en animales de la sabana africana durante el tiempo que dure la función escolar.

“La mayoría ahora se apaña”, comentan, señalando que lo habitual es que los progenitores se aventuren a confeccionar el disfraz aun cuando no tengan idea de costura. En algunos casos se reconoce que se buscará ayuda de familiares o profesionales que resuelvan la confección, mientras que son muchos los que confían en que unas puntadas básicas, muchos tutoriales de internet o –llegado el caso– la pistola de silicona les resuelva la papeleta de cumplir con los encargos del Carnaval.

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