La obesidad afecta al 20% de la población estradense y repunta entre los más jóvenes

El área de pediatría del centro de salud local participa en dos proyectos sobre este tema, el Melipop y el Coral | La pandemia genera un aumento de casos en todas las edades

La nutricionista estradense Dolores Iglesias en su consulta. |   //BERNABÉ

La nutricionista estradense Dolores Iglesias en su consulta. | //BERNABÉ / nerea couceiro

Según un informe de la OMS publicado en verano del pasado año, la obesidad causa anualmente 1,2 millones de muertes en Europa. Según sus estadísticas, actualmente esta condición afecta a uno de cada tres niños, uno de cada cuatro adolescentes, y a un 60% de personas en edad adulta. La situación preocupa a los expertos, que aseguran que no bastará con medidas aisladas para combatir la tendencia al alta de la aparición de obesidad en la población, sino que requerirá de una estrategia conjunta para generar un cambio en los hábitos de vida de la sociedad europea.

En el caso estradense, según los datos que maneja el centro de salud, en los últimos cinco años las tasas a penas han variado, tanto entre los adultos como entre los más pequeños. En concreto, en 2017, la tasa en adultos se sitúa en el 18,40%, mientras que el porcentaje en pediatría es del 15,87%. y estos se mantienen constantes a lo largo de los años hasta llegar al 2022, donde los números dicen que incluso podría haber bajado levemente en algún caso, con 18,68% y 12,72% respectivamente.

Como se puede observar en estas cifras, se diría que hay menos obesidad infantil ahora que en el 2017. No obstante, las impresiones en pediatría son completamente distintas. Eva García, facultativa en el centro de salud de la localidad, explica que “a nivel mundial la tendencia era al alta, y actualmente se sitúa en un 18%, aunque aquí se estaba experimentando un descenso, y ahora, tras la pandemia, vemos un leve repunte”. Apunta, además, que es importante mantener a ralla esta problemática en la población joven, pues “a corto plazo ya son evidentes trastornos cardiovasculares, endocrinos, metabólicos, gastrointestinales, ortopédicos, respiratorios, del sueño y emocionales”.

Por ello, la pediatría local participa en dos proyectos destinados a combatir la obesidad y el sobrepeso, se trata de el Melipop y Coral, iniciados hace 5 y 4 años respectivamente. García comenta que “ambos son prospectivos a diez años y la edad de reclutamiento entre está entre los tres y seis años. En el primero con la condición de padre o madre con obesidad o sobrepeso. Son estudios multicéntricos dirigidos a nivel gallego por la doctora Leis, en los que se recogen datos antropométricos, analíticos, encuestas de alimentación, sueño y actividad física, y de condición física”.

A las familias, la pediatra estradense recomienda que se tomen medidas preventivas, de manera que no se lleguen a alcanzar valores de obesidad en la infancia, “es fundamental la adquisición de hábitos de vida saludable en alimentación, sueño y actividad física desde antes del embarazo. En pediatría tenemos que cuidar el futuro desde antes de la concepción”. Con todo, cabe destacara que si bien muchos de los casos se deben a problemas de hábitos o a una mala dieta, otros muchos se encuentran relacionados con cuestiones genéticas, que requieren otra aproximación.

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En cuanto a la población adulta, el coordinador del centro de salud, Juan Sánchez, comparte que “el porcentaje de mujeres obesas es ligeramente inferior al de los hombres, pero no hay grandes diferencias”. Según el facultativo, “las causas de la pandemia de obesidad, el aumento de su prevalencia en los últimos años, es el resultado de la interacción de genes y ambiente y está relacionado con los grandes cambios acontecidos en los estilos de vida”. Concretamente, sostiene que “la dieta tradicional ha sido sustituida por una alimentación occidentalizada con un exceso del aporte energético y déficit de fibra. Además, se ha reducido la actividad física e incrementado el sedentarismo, especialmente vinculado al uso de las tecnologías”. Sánchez advierte de que “las consecuencias son muchas, desde problemas de movilidad o articulares, artrosis de rodillas o caderas, apnea obstructiva del sueño, o incluso insuficiencia venosa a otras como la diabetes, la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares e hígado graso. Además cada vez hay más datos que relacionan la obesidad como un factor de riesgo para el desarrollo de diversos tipos de cáncer”.

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Los expertos del campo de la nutrición en A Estrada ha observado un claro aumento en el número de niños y niñas que llegan a sus consultas con problemas de obesidad o sobrepeso. En el centro Saúde, de la calle San Antón, Dolores Iglesias cuenta que “el repunte se viene percibiendo desde hace unos años, y el 90% de los casos tiene que ver con una mala alimentación”. A parecer, “muchos a penas prueban verduras y frutas, y en cambio, centran su dieta en los hidratos, que ofrecen un aporte calórico que no acaban gastando”. Y es que la forma de vivir la infancia hoy en día se ha vuelto menos físicamente activa, con los videojuegos y las consolas ganando importantes porciones de terreno a la socialización en el parque o las actividades extraescolares. Aunque, por supuesto, esto no se aplica a todos los casos. Iglesias recomienda que “se tome pescado al menos tres veces a la semana, se incorporen proteínas vegetales a través de las legumbres, y se consuman mínimo tres piezas de fruta al día” y reconoce que “cuando preguntamos a los niños si les gustaría comer más fruta, muchos nos dicen que no saben porque no la han probado”.

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Por otra parte, para nadie es una sorpresa el contexto de inflación en el que se vive actualmente, y este trae consecuencias demoledoras en muchos aspectos de la vida de la población Uno de ellos es que mantener una dieta sana y equilibrada es cada día más caro, y por lo tanto más difícil de mantener si se cuenta con recursos limitados. Productos frescos, como el pescado, la carne, la fruta y la verdura aumentan sus precios de manera constante, mientras que los procesados cuentan con tasas más económicas. Todo ello hace que muchas familias recurran a estos últimos para alimentar a los más jóvenes. Asimismo, la falta de conciliación familiar en muchos de los casos también juega una mala pasada a la nutrición infantil. En la actualidad, es habitual que los progenitores trabajen. Si se trata de personas con menos recursos, lo más frecuente es que las jornadas laborales sean más largas, por lo que queda poco tiempo para realizar comidas elaboradas diariamente. Esto acaba desembocando en que, una vez más, se recurra a platos precocinados o snacks ultraprocesados.

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