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La Capital do Moble busca reverdecer viejos laureles dentro de un sector venido a menos

Los cambios en los gustos del consumidor lastraron la industria del mueble en A Estrada | En la última edición de la Feira do Moble solo acudió una empresa local | Se busca recuperar potencial con cursos de formación

Visitantes en la edición de este año de la Feira do Moble. | // BERNABÉ / JAVIER LALÍN

A nadie se le escapa que la localidad de A Estrada es uno de los grandes referentes gallegos dentro del sector mobiliario. Sin embargo, después de haberse celebrado la 34ª edición de la emblemática Feira do Moble, un buen número de visitantes que acuden al evento año tras año, reflejaron su insatisfacción al respecto, sobre todo a través de las redes sociales. El hecho de que solo se registrara la participación de una firma estradense en la feria, o la ausencia de mobiliario auténtico, en detrimento de sofás y otros artículos para el hogar, centraron las críticas de buena parte del público que acudió a la exposición durante el pasado fin de semana.

Lógicamente y como es natural, dentro del sector surgen análisis contradictorios. Por ejemplo, para César Barbosa, gerente de Artest, la única firma estradense que participó en la Feira do Moble de este año, la situación sigue siendo “bastante buena” en comparación con años anteriores. Barbosa señaló que a la firma que dirige “siempre le aporta beneficios” acudir al tradicional evento, ya sea por las ventas directas que realizan o por las relaciones comerciales que se forjan durante las jornadas que dura la exposición. Barbosa reconoce que “no se puede negar” el cierre de muchas empresas dedicadas al mueble en la última década, pero indica que su firma “no acusó” esa marcada reducción de beneficios que sí afectó a otras entidades del sector. De hecho, el dirigente de Artes destacó el año 2020 como “uno de los más productivos” de la última década. La pandemia y el encierro, nos forzaron a mirar “más para dentro de casa que para fuera” y muchos optaron por renovar el mobiliario del hogar. Lo que sí echa en falta Barbosa es la “falta de preparación” sufrida por la generación que debía estar empezando a trabajar. El encargado de Artes denuncia la “dificultad” para encontrar “carpinteros o albañiles jóvenes” hoy en día.

Otro de los grandes clásicos del mueble estradense es la firma García Lorenzo, fundada en 1974, que además de contar con su perenne zona de exposición también fabrica sus propios artículos. Manuela García, gerente de la histórica empresa local, reconoce que “el negocio funciona peor” que hace años, puesto que “las empresas cierran”, pero no tiene “una visión clara” de por qué sucede esta bajada de la demanda mobiliaria. La responsable de García Lorenzo piensa que la gente prefiere “un consumo rápido” y compra artículos “con fecha de caducidad”, al contrario que pasaba antiguamente, cuando los compradores consumían productos con la intención de que “duraran toda la vida”. García reconoce vivir esta crisis del sector en sus propias carnes, porque es “innegable” que su firma pasó de ser “una empresa muy potente” a un “negocio más pequeño” en la actualidad.

Aunque García Lorenzo sigue trabajando para sí misma, muchas de las empresas del sector en A Estrada ahora trabajan para el gran buque insignia que sostiene gran parte del negocio del mueble en la villa: Martínez Otero. La gran producción que necesita el gigante estradense mantiene muchas empresas “satélites” del municipio que viven y dependen de ella, con lo que eso conlleva. Para alguna voz autorizada en el sector, la hegemonía de la gran firma ocasiona un problema para la localidad, porque “los clientes vienen a comprar a A Estrada si hay varios lugares con oferta, si solo hay uno, no viene nadie”.

Buscando brotes verdes

A pesar de que el sector no encuentra la grandeza de antaño, se siguen buscando métodos para revitalizarlo. El IES Antón Losada Diéguez oferta este año el ciclo de Deseño e Amoblamento con formación dual, de momento con éxito.

Dinero e irregularidades durante los buenos tiempos

Aunque A Estrada todavía sigue siendo la Capital do Moble de Galicia, los más viejos del sector aún recuerdan con cariño los viejos tiempos. Un antiguo trabajador de la antigua firma Muebles Antonio Torrado e Hijos, localizada en el barrio de Figueiroa de Arriba y clausurada a principios del siglo XXI, compartió con FARO su experiencia, aunque prefirió mantener su nombre en el anonimato. Este antiguo trabajador de la fábrica estradense, que entró en Torrado con solo 15 años, se unió a la entidad en el año 1988. El testigo anónimo aseguró que la firma, a pesar de no ser una de las más potentes de la villa, contaba con unos 25 trabajadores por aquel entonces, una cifra que incluso aumentaría durante la década de los 90. El viejo miembro de la sección de barnizaje recordó que era habitual “cargar dos o tres camiones al día”, que salían de la fábrica repletos de muebles para vender a las empresas más potentes del sector. Este testigo de los buenos tiempos recordó que “ante la gran demanda”, su empresa se veía obligada a contratar a mucha gente, habitualmente menores de edad, como él mismo. Este antiguo trabajador del sector contó entre risas como “los niños” que trabajaban allí “se escondían en una cuadra de cerdos” siempre que aparecía una inspección.

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