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Uno de los peces que aparecieron flotando en el agua. |

Truchas muertas en un regato de A Veiga

La elevada carga de restos orgánicos en el río apunta a que se trataría de un vertido de purín

Un pescador que pasaba ayer por un regato en la parroquia lalinense de A Veiga presenció una escena que lamentablemente es más habitual de lo que parece: truchas muertas a consecuencia, todo apunta, a un vertido irregular. Este vecino accedió al cauce fluvial a través de la carretera EP-6010, en la zona de bifurcación de la N-640 en dirección Moimenta, y justo debajo de un paso vio numerosos peces flotando. Las truchas podrían llevar unos días muertas, pero observando las imágenes se puede concluir que en el agua existe una elevada carga de materia orgánica, a priori restos de purines.

Una trucha impregnada de restos de un vertido. |

El regato es de la vertiente del Arnego en una zona que confluyen dos cursos: el Madeira y el Chancelas que, a su paso por A Veiga concluyen en el Albela. Su curso continúa, aguas abajo, en dirección Cadrón hacia el Río Abellas que desemboca en el Arnego. Consultado por este episodio, el presidente de la Sociedade de Caza e Pesca de Lalín, José Luis Montoto, aseguró desconocerlo y precisó que se trataría de un regato que está fuera de la jurisdicción del colectivo al ser un cauce “libre” y por tanto no es posible intervenir. Sí condenó unos hechos que confía se esclarezcan, pues, dijo, “no se pueden permitir”.

En caso de confirmarse –expertos consultados aseguran que sin lugar a dudas los restos orgánicos sobre los que flotan algunas truchas son purines– la mortandad se debería a un vertido de materia orgánica utilizada para el abono de prados. Es muy común que debido a malas prácticas no se respeten las distancias con los márgenes de los ríos y en muchas ocasiones el 30 o hasta el 50% del purín acabe directamente en el agua de regatos y ríos, provocando la muerte de toda la fauna piscícola por asfixia.

Por el momento se desconoce si los servicios autonómicos de Medio Ambiente y el Seprona fueron informados de este caso, aunque todo apunta a que los agentes del servicio de protección de la naturaleza de la Guardia Civil sí habrían sido alertados para que abriesen una investigación para tratar de depurar responsabilidades.

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