El pleno del Concello de Lalín aprobó ayer por mayoría –solo se abstuvo el grupo socialista– la propuesta de adjudicación del servicio de abastecimiento de agua y saneamiento a favor de la UTE Geseco-Taboada y Ramos por un importe de 32 millones de euros por un período de 20 años prorrogables a cuatro más. La sesión de trámite fue aprovechada por gobierno y oposición para debatir sobre la gestión de este recurso esencial que en Lalín tampoco está garantizado eternamente.

El alcalde, José Crespo, defendió la nueva captación en el río Deza, cerca de la playa fluvial de Pozo do Boi (Vilatuxe), porque es la que más garantías muestra y esta vía fue precisamente la adoptada por la Xunta en los estudios previos. Con el Asneiro ya agotado –las dos captaciones existentes están en este río– el mandatario desveló que se llegó a valorar la opción del Arnego, canalizando el agua desde la zona de la parroquia de Parada, pero siempre se pensó en el Deza como opción más idónea. La nueva traída municipal servirá además para llevar el servicio a algunos entornos rurales pues, en palabras de Crespo, algunas traídas del rural no son posibles por la contaminación de los acuíferos y el Deza tiene una buena calidad de agua. Puso como ejemplo que tras el proyecto de extensión de la red al núcleo de A Goleta surgieron otras demandas vecinales como las de Camposancos. ¿En qué se traduce una ampliación de las canalizaciones? Pues que el consumo de agua en el municipio irá aumentando. Incluso ironizó con ciertas críticas acerca de el nuevo bombeo podría afectar a la especie mejillón de río. “Será mejor que sufra el mejillón que los vecinos”, subrayó.

En el debate sobre el expediente de contratación se plantearon sugerencias desde la filas de la oposición. Rafael Cuíña (Compromiso) recordó como tiempo atrás pidió explicaciones sobre un plan preventivo ante la sequía que se arrastra en lo que llevamos de año, de la que no había obtenido respuesta. El alcalde replicó que el gobierno está preparado para tomar medidas en caso de que, como aconteció años atrás, haya que decretar restricciones, pero también apeló al consumo responsable tras tener constancia de que hay vecinos que usan el agua de la traída para regar, algo que está prohibido.

La socialista Alba Forno preguntó si la nueva concesión preveía mecanismos para contabilizar el consumo o la calidad de las aguas, además de recordar por las carencias de la red un porcentaje importante de agua se pierde. El primer edil explicó que con el tanque de tormentas se solventarán algunos de los problemas de saneamiento y que será la concesionaria la encargada de gestionarlo.

El portavoz del BNG, Francisco Vilariño, –los portavoces de los otros grupos de la oposición hicieron lo propio– pidió generosidad al gobierno pues este proceso se inició con el cuatripartito, que entonces asumió duras críticas por parte del PP por no haber sido capaz de sacar el contrato adelante tras haber caducado en 2018.