La Asociación Cultural Unión Musical Ponteledesma ha cambiado recientemente de junta directiva. Los nuevos dirigentes del colectivo están ahora liderados por el joven Víctor Gómez Iglesias, que ayer atendía la llamada de FARO DE VIGO recién llegado a París.
–¿Qué fue lo que le animó a presentarse a la presidencia de la junta directiva de Ponteledesma?
–La verdad es que se puede decir que fue todo en última instancia y ni mucho menos algo premeditado. Lo único cierto es que la anterior directiva se tenía que ir y había que buscar una solución porque la asociación no podía quedar sin dirigentes y, además, con el amor que le tenemos a la banda todos decidimos dar un paso al frente para que siga creciendo y que progrese por todo lo significa. De esta forma, un grupo encabezado por mi optamos por hacernos con la dirección de la banda después de superar una votación, por supuesto. Somos gente de toda la vida de Ponteledesma cuyo único propósito es hacer cosas grandes por y para ella.
–¿Son una junta continuista o apuestan por distinguirse de sus predecesores en la gestión?
–Nos gustaría, como digo, llevar a la Unión Musical Ponteledesma a las cotas más alta posibles y a todos los niveles. De todas formas, no se trata de un objetivo a corto plazo porque lo primero que pretendemos es, por ejemplo, impulsar lo que es la escuela de música y algunos proyectos de intercambio que se podrían llevar a cabo con otras bandas a nivel peninsular. A largo plazo nos gustaría que se recordara nuestro mandato por haber conseguido cosas importantes porque a todos nos gusta que se acuerden de nosotros en clave positiva.
–¿Hasta qué punto ha trastocado los planes la pandemia en una banda con tanto recorrido?
–Si te soy sincero, en nuestro caso, y como el caso de muchas bandas similares, notamos la pandemia en la asistencia de la gente en los ensayos. Sobre todo nos afectó en las primeras olas porque fue cuando empezamos a notar que hubo muchas personas que apostaron por dejar la banda en un segundo plano para centrarse en otros asuntos. Se trata de gente que se acostumbró a vivir sin los ensayos y sin la banda en los primeros meses. Desgraciadamente, algunos de ellos se marcharon y no volvieron ni siquiera con la mejoría de la situación sanitaria. Además, tanto a nivel económico como a nivel motivacional tampoco ayudó porque estuvimos dos veranos parados sin ninguna fiesta y eso pasa factura.
–¿Cómo se vislumbran los meses ahora que no hay tantas restricciones como al principio?
–Presentamos la candidatura hace poco en el Concello de Vila de Cruces, que es donde tenemos el domicilio fiscal. Hablamos de muchos temas pero uno de los más destacados fue el relativo al intercambio con bandas de España y Portugal. Me refiero a hacer algo conjuntamente con formaciones del país vecino y de sitios como, por ejemplo, las Islas Baleares. Además, tenemos pendiente la celebración de nuestro 35 aniversario y en julio nos gustaría festival de bandas con algo destacado para la ocasión.
–¿Eso está muy avanzado?
–De momento, no. Es un objetivo de esta nueva junta directiva pero todavía no hemos podido contactar con nadie pero se hará.
–¿Qué tienen pensado hacer para revitalizar la escuela de música?
–En eso patinamos tanto nosotros como muchas otras bandas de Galicia. Date cuenta de que con la pandemia los padres dejaron de llevar a sus hijos a la escuela y, hablando claro, no tenemos ahora una cantera demasiado extensa. Estamos en números muy bajos de alumnos y nos gustaría impulsar la escuela a corto y medio plazo con, por ejemplo, conciertos didácticos por las parroquias o de algo similar para atraer a los más jóvenes porque de ellos depende el futuro de una banda como la nuestra.
