Los vecinos de Guimarei se toparon el lunes por la tarde con la triste noticia de que uno de sus elementos patrimoniales más emblemáticos: el conocido como Cruceiro de Igrexa, por su situación de cercanía al edificio religioso, había sido golpeado causando la caída de la totalidad del tronco y la cruz.
Según los testigos, el responsable de estos desperfectos fue el conductor de una grúa, que al equivocarse de dirección e intentar girar colisionó con la estructura, propiciando su consecuente derrumbamiento y la fractura de su cruz en varios pedazos. El accidentado dio parte al instante a la Policía Local, que acudió a la escena en el acto y procedió a identificar al conductor así como a levantar un expediente.
Por otra parte, el departamento de Cultura del Concello se hizo cargo a la mañana siguiente de la recogida y posterior custodia de los restos, con la esperanza de poder restaurarlos si Patrimonio da el visto bueno, como adelanta el concejal Juan Constenla. En caso de que sí se disponga de permisos y los trabajos de reparación sean factibles, es decir, que los desperfectos sean salvables, el seguro del conductor se haría cargo de los costes de reparación.
Restauración
De ser así, una vez realizados los trabajos de restauración se procedería a la colocación de la estructura en su localización original, como esperan los vecinos que suceda, dada la triste imagen que genera ver la base y parte de la torre partidas en donde solía reinar la histórica cruz.
El Cruceiro da Igrexa tiene unos cinco metros de altura y se eleva sobre una plataforma de tres grados cuadrangulares. En lo alto se puede ver la cruz y el Cristo crucificado, con la cabeza hacia la derecha y las manos abiertas. Si bien no se conoce exactamente fecha de origen de este cruceiro en concreto, esta clase de elementos arquitectónicos se extienden ampliamente por el conjunto de la geografía estradense, y forman parte indispensable del patrimonio cultural no sólo de la zona sino del conjunto de la comunidad gallega, por lo que la pérdida se considera de un valor simbólico incalculable.