Corría el año 2003 cuando A Estrada veía abrir su primer parque de bolas. Ubicado en la calle Castelao, Pícaros surgía como una opción novedosa en cuanto a conciliación, convirtiéndose además en un espacio muy utilizado para celebraciones de los más pequeños. Tras casi veinte años abierto, Pícaros decidió cerrar sus puertas hace solo unos meses, después de año y medio sin poder facturar por culpa del COVID.

El cierre de Pícaros fue una noticia bomba para Soei, que vio la oportunidad perfecta para trasladarse a una instalaciones más grandes. El centro educacional fundado en el año 2017 por Sonia García e Isabel Otero tenía su sede en un bajo de la Calle Gradín, pero con unas instalaciones que se les iban quedando pequeñas para la demanda que tenían. “Nos tiramos de cabeza”, reconoce Sonia García. “En el otro local estábamos un poco apretados, así que llevábamos un tiempo buscando una alternativa con más espacio. Aquí pasamos de 140 metros cuadrados a 550. Aquí los niños van a tener todo el espacio que quieran para correr”, explica.

Tras varias semanas de reformas, Soei reabrió sus puertas ayer en el antiguo Pícaros. Lo hizo manteniendo su oferta de conciliación, apoyo educativo, actividades extraescolares, clases de inglés, talleres y animación, pero además, las nuevas instalaciones les han permitido poder llevar a cabo un viejo deseo, el contar con un aula para dormir. También, el estar situado frente a los jardines municipales, les abre la opción de realizar actividades en exterior cuando el tiempo así lo permita.