Los murciélagos que tienen como hábitat natural el Sobreiral do Arnego no vuelan a ciegas. Literalmente, como todos sus congéneres, sí lo hacen, claro, pero tienen ojos que velan por ellos. Son los voluntarios del Proxecto Ríos, que impulsa la asociación ecologista Adega. En acciones como la realizada el pasado sábado, les proporcionan refugios y los estudian: Medidas, peso, sexo, estado de salud o genética.
El XVII Encontro de Voluntariado do Proxecto Ríos gira en torno a la custodia fluvial y la conservación de los quirópteros. En las actividades, desarrolladas a partir de las seis de la tarde, participaron una docena de personas voluntarias. Con la colaboración del especialista Xosé Pardavila Rodríguez –consultor ambiental en Sorex, Ecoloxía e Medio Ambiente–, se procedió a la revisión de las cajas-refugio instaladas en la parcela A Zarra da Pena en el año 2018, sobre todo, y algunas en 2020 para ver qué especies las están ocupando. Lo hicieron subiendo a los árboles para examinarlas o con ayuda de pértigas. Esta vez no hubo suerte, “no encontramos ninguno”, refiere Ramsés Pérez, de Adega. Pero sí tienen constancia de que las cajas –tienen más de medio centenar instaladas– sirven de refugio a los murciélagos, como pudieron observar y fotografiar hace unas semanas.
Una merienda-cena dio paso a la esperada Noite dos Morcegos. En las redes previamente colocadas cayeron siete ejemplares, que también fueron analizados con detectores de ultrasonidos. En esta ocasión, todos ellos eran murciélagos de las riberas (Myotis daubentonii), que fueron medidos, pesados y estudiados en la mesa de trabajo, con tomas de muestras para ver su genética. Finalizadas las tareas, fueron devueltos a la naturaleza. También hubo un momento para la formación sobre la participación en el Quiroríos, programa de seguimiento de murciélagos acuáticos.
Desde el 21 de marzo de 2016, Adega tiene un acuerdo de custodia del territorio para llevar a cabo actuaciones de divulgación, estudio y conservación en el Sobreiral do Arnego. Las acciones se desarrollan en la Zarra da Pena y en el entorno del río. Algunas consisten en realizar inventariados de flora y fauna, recuperación de elementos naturales y etnográficos, así como actividades de voluntariado ambiental. Una de las principales líneas de trabajo es el estudio de los muerciélagos ribereños y forestales. Tienen en torno a una docena de especies inventariadas.