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En la Finca de A Condesa, en Ribeira, se recogen estos días las variedades tempranas de arándanos. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Azul oscuro, casi rojo

En la finca de A Condesa, en la parroquia estradense de Ribeira, el trabajo comienza temprano. Hay que esperar a que el sol haya evaporado la humedad pero, antes de empezar a recoger arándanos, Anne Lanevschi y Diederik Pietersma no tienen más remedio que montar guardia. Han de dejase ver, pasearse. ¿Por qué? Pues porque los pájaros parecen moverse en redes sociales y haber compartido el secreto de que en esta plantación experimental pueden darse un magnífico desayuno, sano y ecológico. Las variedades tempranas están en su momento óptimo para recolección y las aves parecen notarlo, así que unos y otros compiten por ser los primeros en coger del arbusto estas preciadas piezas de intenso color azul, aun cuando se consideran frutos rojos.

Producción en Santo Tomé de Ancorados.

En esta finca estradense recogen estos días arándanos de las variedades Duke, Blue, Legacy o Blue Ribbon. “Es un buen año, pero anteayer empezaron a venir los pájaros, imagino que porque las fresas se acabaron. Así que aquí estamos todos los días tempranito para espantarlos, tratando de luchar para minimizar pérdidas”, explica Anne. Señala que el arándano no puede recogerse hasta que está seco. Se van sacando de la planta uno a uno y colocándose en una bandeja poco profunda para favorecer que se evapore la humedad. Este año la pareja cuenta con tres personas para colaborar en la campaña y tratan de afinar la técnica para que el fruto llegue al envasado lo menos tocado posible. “Estamos tratando de coger dos kilos por persona y hora. A veces es fácil si está muy cargada la planta de fruta madura. Vas llenando la palma con arándanos”, comenta. En esta explotación, en la que se ha ido experimentando con distintas variedades, solo se recolecta de mañana, buscando que la fruta no vaya caliente a la cámara. “Van muy poco tiempo porque al día siguiente o a los dos días ya salen los pedidos”, indican.

Plantación de Biofruit Galicia en Ancorados.

Cuando se complete esta primera parte de la campaña habrá que esperar a que los arándanos Liberty, Aurora y Ozarkblue –todos ellos de media estación– alcancen el punto de maduración para empezar una nueva recogida.

En Silleda también ha comenzado la recogida. Productores locales vinculados también a Berries Galicia –la marca que se ha acuñado para ser más fuertes ante las grandes distribuidoras– pasaron el fin de semana recogiendo fruto. Pronto lo hará también, en Santo Tomé de Ancorados la empresa Biofruit Galicia. Javier Agrelo ha bautizado a cada campaña de recolección como Magic Blue. Las previsiones son buenas. “Cada vez va a más. Hubo una buena floración y el tiempo acompaña; si las tormentas no destrozan, contamos con entre 4.000 y 4.500 kilos en toda la temporada”, indica. En el caso de esta explotación, la campaña se extiende entre la tercera semana de junio y el mes de octubre. “Tenemos cuatro variedades elegidas ya entre las que mejor se adaptaron al clima y a la zona, con una extensión de unas 2,2 hectáreas y 6.250 plantas”, indica Agrelo. Es consciente de que el mercado cada vez demanda más, de ahí que en estas fincas se busque “aumentar la productividad al máximo”. Se efectúa una primera clasificación en finca, una segunda antes del envasado y se recolecta día sí, día no, siempre por la mañana. La fruta se deja enfriar toda la tarde y se envasa a última hora, saliendo ese mismo día hacia su consumidor.

En Lalín, en la explotación de arándanos próxima al Muíño de Cuiña (Prado) todavía habrá que esperar unas semanas para el fruto alcance su momento. Mientras, se recogen las grosellas –rojas y amarillas– con mucho mimo. Dar para recibir. Ese es el secreto.

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