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lorena lamas | Técnica del SAMI de Lalín

“Los argelinos vienen debido a un efecto llamada”

“Las sociedades acogedoras deben hacer un mayor esfuerzo para la integración de los extranjeros”

Una actividad reciente del servicio municipal de atención a los migrantes.

Lalín es el primero de los grandes municipios gallegos donde la población extranjera tiene más peso en su padrón de habitantes. La localidad menos poblada de la veintena de más de 20.000 vecinos atesora el porcentaje más elevado de personas llegadas de otros países sobre su censo absoluto al representar el 7%, un punto más que ciudades como Lugo o Ourense, las siguientes en este ranking.

Esta conclusión se extrae del último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), que toma como base el proyecto europeo Urban Audit, donde se analizan singularidades demográficas de los ayuntamientos españoles de más de 20.000 habitantes. Los extranjeros, en el conjunto del territorio estatal, suponen un 11,45% sobre el padrón, siete puntos más de lo que acontece en Galicia. En la comunidad autónoma –el estudio toma como datos los de 2020– residen 112.638 extranjeros y casi la mitad lo hacen en uno de la veintena de villas y ciudades de primera categoría.

En la capital dezana residen 1.393 foráneos, que, exactamente, representan el 6,89% del censo municipal. Estamos ante una incidencia mucho mayor que la que muestran otros concellos, también las siete grandes ciudades. Así las cosas, en Vigo los ciudadanos llegados de otros países son el 5,4 % del padrón, A Coruña (5,99), Lugo (6), Ourense (5,89), Pontevedra (4,24), Ferrol (2,86) y el 5,23 en Santiago de Compostela. Pero la relevancia que los migrantes tienen sobre el conjunto poblacional de la cabecera comarcal dezana no es solamente en términos relativos sino también absolutos en comparación con villas más pobladas y de importante dinamismo empresarial. Por ejemplo, en Cangas viven 705 extranjeros, Redondela ronda los 570, en Marín son 762 y en Ribeira, 1.134.

En Lalín destaca el asentamiento de personas procedentes de Argelia, que suponen dos centenares del total de 1.393 foráneos. En un contexto comarcal podemos concluir que Deza y Tabeirós-Montes sextuplicaron su población migrante en las últimas dos décadas al pasar de poco más de medio millar de individuos a los 2.819 que constan en el último registro estadístico de 2020. A Estrada es otro de los concellos gallegos de primera categoría y también son africanos su principal grupo de migrantes al haber atraído a 118 marroquíes como parte de sus 486 extranjeros totales. De todos modos, el peso de los vecinos de otras nacionalidades sobre su padrón solamente representa el 2,4 por ciento.

Rumanos y portugueses

Silleda es otra localidad elegida por centenares de extranjeros para vivir, no en vano sus 507 foráneos son el 5,7 del total de 8.861 habitantes. Los rumanos son la principal nacionalidad presente en Trasdeza, con 146 individuos. El país del este europeo es el que más aporta al conjunto de personas de otras nacionalidades en las comarcas: son 442, seguidos de portugueses (387), marroquíes (344), venezolanos (301) y brasileños (212).

Cerdedo-Cotobade es, tras Lalín, Silleda y A Estrada, el ayuntamiento de las comarcas con más foráneos y sus 144 que han elegido esta localidad para trabajar y residir representan el 2,5 por ciento del censo municipal. Un porcentaje semejante muestra Vila de Cruces, con 129 extranjeros sobre un padrón absoluto de 5.208 habitantes. Por detrás están Rodeiro (64), Forcarei (47), Agolada (40) y Dozón, donde solamente constan nueve personas llegadas del extranjero.

Lorena Lamas, técnica del SAMI de Lalín.

"Los argelinos vienen debido a un efecto llamada"

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Lorena Lamas es trabajadora y educadora social. Llegó a Lalín para coordinar, junto con otra compañera, un programa municipal del Servizo de Axuda ás Migracións (SAMI). Su labor comenzó en marzo y rematará en junio al expirar la relación laboral temporal con el Concello. Su experiencia de trabajo con la población migrante se remonta a años atrás en el municipio coruñés de Ames, donde surgió un boom de asentamiento de ciudadanos extranjeros en el núcleo de O Milladoiro. Identifica este fenómeno con lo que acontece ahora en Lalín. En la capital dezana se da una singularidad: el elevado número de personas que llegaron procedentes de Argelia (residen 200 según los últimos datos oficiales), algo que Lamas atribuye al denominado “efecto llamada” de compatriotas que llevan más tiempo aquí. “La mayor parte son del mismo lugar, se conocen todos y vienen a Lalín porque les resulta un entorno tranquilo en el que buscan oportunidades laborales sobre todo en el agro y en la ganadería”. “Esta gente viene a trabajar y buscar unas condiciones dignas de vida”, afirma.

Esta profesional defiende que las administraciones deben aportarles herramientas para favorecer su integración pues, a diferencia de los migrantes del continente americano, los africanos tienen en el idioma el principal handicap. Por eso las clases sobre nociones de la lengua son fundamentales, no solo para optimizar sus posibilidades de encontrar un empleo, sino para hacer las gestiones propias de un ciudadano ante organismos públicos o el acceso a la educación de sus hijos. La diferencia del funcionamiento del sistema es evidente.

Aunque la mayoría pueden acceder al mercado laboral como mano de obra no cualificada, hay titulados que no pueden homologar sus estudios en España, una dificultad añadida. Respecto a su integración, Lorena Lamas opina que son las sociedades de acogida las que deberían hacer un mayor esfuerzo pues la opinión generalizada de los autóctonos es descargar esta responsabilidad en exclusiva sobre los foráneos. “Por eso, es cierto, que muchas veces solo se relacionan entre ellos”, dice. “Insisto que estas personas vienen a trabajar en un ámbito laboral que los de aquí muchas veces no quieren, y mucho menos a robar”. La obtención del carné de conducir es otro asunto a tener en cuenta, “porque les hace falta para trabajar al no haber una red de transporte público muy importante”.

Para Lamas, los migrantes se decantan por Lalín por el perfil de “ciudad tranquila” y con perspectivas de empleo. “Me recuerda mucho mi experiencia en O Milladoiro, veo similitudes entre lo que pasó allí y hay mucho campo de trabajo por hacer”. El peso de la población migrante, señala, es definitivo para que el municipio pueda mantenerse dentro de los gallegos de primera categoría. “Mientras los españoles bajan, los extranjeros aumentan y eso es fundamental para el censo”, advierte.

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