Las camisetas térmicas y el jersey fueron los imprescindibles de la temporada otoño-invierno en la pasarela académica. La necesidad de mantener las aulas ventiladas animó a muchos a seguir las sesiones con el abrigo puesto, a llevarse la mantita del sofá o a ingeniárselas para tomar apuntes sin quitarse los guantes. El departamento de Matemáticas del IES Antón Losada Diéguez de A Estrada, contando con la colaboración del alumnado y profesorado, realizó entre los meses de febrero y marzo un estudio sobre el efecto de la ventilación en la concentración de dióxido de carbono (CO2) en las aulas, un dato que resulta esencial para evitar la propagación del coronavirus.

Para la realización de este estudio, se situó un medidor en cada una de las aulas analizadas a primera hora de la mañana y se encargó a un alumno que cubriese la correspondiente hoja de registro, en la que figuraban la apertura de puerta y ventanas y los cambios que se iban generando durante las mediciones. Cada uno de los aparatos permanecía en las aulas dos días, en la mayor parte de los casos. Una vez recogidos los datos y obtenidos los niveles de concentración de dióxido, los estudiantes configuraron hojas de cálculo a partir de las cuales pudieron obtener las gráficas que marcan la evolución de la concentración de partículas en el aire.

Buen sistema

En vista de toda la información obtenida, el estudio permitió concluir que, en general, se observa en el centro un buen sistema de ventilación, “ya que la mayoría de los valores no superan las 750 ppm (partes por millón)”, relatan. No obstante, el análisis constata que en algunos casos –los sitúa entre el 10 y el 20% de los analizados– se realiza una deficiente ventilación, “que puede resultar peligrosa, no solo para el alumnado de ese aula, sino para el resto de la comunidad educativa de nuestro IES”, puntualizan.

“Observamos que, aunque las fechas en las que se hizo el estudio no fueron excesivamente frías, en algunas de las aulas se mantuvieron las ventanas cerradas o muy poco abiertas, con lo que los valores subieron incluso por encima de los 1.200 ppm, de modo preocupante”, indican los autores de este análisis. Constatan también que es muy importante que se realice una ventilación cruzada en las aulas, remarcando que pudieron observar que, cuando se mantiene la puerta abierta y las ventanas con una apertura mínima del 50%, los valores son “excelentes, entre las 400 mínimas y las 600 ppm”. “Esa debería ser la situación general, si el tiempo y la situación particular de cada aula lo permite”, subrayan.

Recomendaciones

Este estudio concluye con una recomendación general: mantener un mínimo del 50% de apertura en las ventanas y dejar la puerta abierta. Que corra el aire. En el caso de que no sea posible dejar la puerta abierta, se sugiere abrirla un mínimo de dos veces a lo largo de la clase y por espacio de entre 5 y 10 minutos, abriendo en ese intervalo un poco más las ventanas. El alumnado recomienda que los profesores lleven consigo los medidores un par de días a clase para poder verificar que se está haciendo una correcta ventilación en beneficio de todos.