Los contagios de COVID-19 no paran de crecer en los últimos días en la comarca dezana. Lo hacen a un ritmo muy lento, pero continuo, en línea con el comportamiento de la cuarta ola en Galicia.

La situación más preocupante se da en Lalín, que alcanza los 18 casos activos, tras sumar dos ayer, de un brote familiar al que se vinculan los últimos positivos. En las dos últimas semanas fueron diagnosticados catorce contagios, lo que arroja una incidencia acumulada de 69 casos por cada 100.000 habitantes. “Tenemos que seguir siendo prudentes, hacer las cosas con sentido y cumplir con las normas que nos marca la Xunta para intentar minimizar los efectos de la cuarta ola”, demandaba ayer el alcalde lalinense, José Crespo, ante esta escalada.

La situación también empeora en Silleda, que apunta dos nuevos contagios y llega a cinco. Son todos de reciente detección, por lo que su incidencia también aumenta, aunque sigue por debajo de los 50 casos por cada 100.000 habitantes.

En cambio, por primera vez en mucho tiempo, Vila de Cruces lleva siete días seguidos sin diagnosticar ningún positivo. Además, ayer se registraron dos altas, de modo que son ahora tres los enfermos con cartilla médica en el municipio.

A Estrada continúa con dos pacientes infectados, del mismo ámbito familiar. En los otros cinco concellos no se ha detectado la presencia del SARS-CoV-2 en las últimas dos semanas, ni en dos meses en el caso de Rodeiro, mientras que en Dozón son ya casi tres meses sin ningún contagio, tal como refleja el mapa de incidencia de la Xunta.

Por lo que se refiere a los centros educativos, el boletín remitido ayer por el Servizo Galego de Saúde eleva de dos a tres los positivos en el CEIP Xesús Golmar (Lalín), con un aula cerrada, mantiene dos en el estradense Pérez Viondi y otro en el Xoaquín Loriga de Prado. Desaparece el caso que figuraba desde hace días en el colegio Nosa Señora da Piedade, de Vila de Cruces. Sigue sin haber ningún positivo en las residencias de toda Galicia.

Crespo recibe la vacuna un año después del alta

“Ya está... Acaban de vacunarme con AstraZeneca en la Cidade da Cultura”. De este modo celebraba ayer el alcalde de Lalín su inmunización contra el COVID-19. José Crespo recibió la inyección al poco de cumplirse un año de su alta médica tras haber superado la enfermedad. Precisamente por eso, solo se le inoculó una dosis, tal como le refirió la enfermera que lo atendió. También le advirtió de que a quienes ya la pasaron suele darles “más reacción”, aunque “de momento, bien”, apostillaba el propio regidor, que tildaba la organización de “perfecta”.

En la pasada jornada fueron vacunadas más de 4.400 personas en el área compostelana: 3.200 de 60 a 65 años estaban citadas en la Cidade da Cultura de 60 a 65 anos), 500 en el Hospital de A Barbanza; 180 de grupos de riesgo en el Clínico; y 587 en centros de salud y casas. Ayer terminaba la inoculación a domicilio de la primera dosis a mayores de 80 años inmovilizados y grandes dependientes de todas las edades, iniciada a principios de abril. En las próximas dos semanas se completará su inmunización.