En la novela Adiós muy buenas, de Xavier Sardá, el enterrador de un cementerio frente al mar, Recasens, enciende cada día junto al nicho donde reposa su madre un tocadiscos con una de las canciones que ella adoraba en vida, como muestra del profundo amor que él aún le guarda. Fuera de la literatura y en el mundo real, el camposanto madrileño de La Almudena suele acoger conciertos por el Día de Todos los Santos, y el de San Mauro, en Pontevedra, albergaba con frecuencia en su capilla recitales de cuerda.

Precisamente, el camposanto pontevedrés y sus usos más allá del recuerdo de los vivos hacia los difuntos fue el ejemplo que quiere tomar el alcalde de Lalín para la ampliación del cementerio de A Romea. Tanto este como el viejo están ya al límite de su capacidad, y José Crespo tiene en mente “una ampliación que combine la estética con la arquitectura y el medio ambiente. No queremos que sea un mero parche”.

Enterrador

En esa integración del entorno no pintan nada las tuyas que han crecido de forma desmesurada y que además no son autóctonas. Pero sí se buscará la protección de los árboles, algunos centenarios, y que pueden conservarse en los viales de esa ampliación. También se hace necesario un repaso de la capilla y los muros con ladrillo a la vista. El proyecto será encargado a un arquitecto “sensible, para que combine lo funcional con lo estético”. Crespo no facilitó la capacidad que va a tener esta nueva ampliación de A Romea, pero sí dejó caer que “cuando la pongamos en marcha, igual ya se adjudican 100 o 200 sepulturas”. Y es que esta nueva fase va a dar cabida a la demanda que pueda haber de panteones no solo de residentes en el casco urbano, sino de vecinos de parroquias rurales donde sus camposantos están también al límite de su capacidad y no hay posibilidades de construir más. Avanzó que en esta ampliación habrá un área también para columbarios. Una vez que esté rematada, será necesario contratar a una persona que asuma las funciones de enterrador y que se encargue además del mantenimiento del cementerio. “Es una plaza que debería figurar en la Relación de Puestos de Trabajo municipal”, matizó el regidor.

Reclamo turistico

La intención del gobierno local es que el camposanto cuente con una zona verde de esparcimiento, a modo de parque y de recinto en el que pueda haber eventos, y que además permita ver el paso de las estaciones. “Queremos un sitio para descansar, tranquilo”. No descarta que el camposanto pueda presentarse en un futuro a premios de arquitectura, Y la idea no es descabellada: el cementerio de cabo Fisterra, que diseñó el arquitecto César Portela a finales de los años 90, fue finalista en 2002 del Premio Europeo Philippe Rotthier y en 2003 del Mies van der Rohe Award. En Fisterra, los cubos de granito se funden con el paisaje y miran directamente al mar. También es cierto que la demanda de panteones en este camposanto, en más de 20 años, ha sido más bien escasa.

De regreso al de A Romea, la intención de Crespo y de su equipo es que la ampliación sea tan vanguardista y sensible con el entorno que el camposanto se convierta en un lugar más que puedan visitar los turistas que se acerquen a Lalín. Que no se quede solo en una zona de esparcimiento para la familia que acude a cambiar las flores o a poner a punto el panteón donde residen sus seres queridos. Hay, sin salir de Galicia, otros cementerios que son parada obligatoria para los turistas, por su impresionante belleza. Un ejemplo de muchos es el camposanto de Goiriz, al pie de la N-634. La arquitectura gótica de sus panteones mereció su declaración como monumento histórico-artístico.

Lalín de Arriba, en la fase final

Por otra parte, los trabajos de rehabilitación de Lalín de Arriba encaran su fase final, tras rematar las obras más complejas, referidas a la renovación integral de las redes de servicios urbanos. Días atrás la concejala responsable de la estrategia Edusi, Paz Pérez, y su homóloga de Turismo y además coordinadora de la línea 10 de dicha estrategia, Begoña Blanco, visitaron las obras, junto al arquitecto Luis Fernández. Comprobaron el remate de esa fase compleja, que incluyó nueva red de saneamiento; separación de aguas fecales y pluviales; renovación de las redes de electricidad, telefonía y alumbrado público y, por último, incorporación de la red de abastecimiento de gas. Todos estos trabajos fueron realizados bajo control arqueológico. Paz Pérez reseña que en esta remodelación se cuidó de forma especial la imagen del entorno, dado que es una zona donde posiblemente germinó la villa actual y además es la puerta de entrada del Camino de Invierno en Lalín. La zona cuenta, además, con varias edificaciones catalogadas patrimonialmente, como las Casas de Moure y Marcial o la iglesia de San Martiño, amén del cruceiro.

Plaza de bienvenida

Para lograr un cuidado acabado de las calles, los técnicos responsables de la obra echaron mano de la estructura preexistente, recogida en fotos de los años 60 y 70 y en las que podía verse trechos de enlosado de granito al borde de ciertos edificios y que servían de aceras del camino de tierra que cubría el resto de la vía. Por eso, con esta intervención se aplicó un enlosado perimetral, en recuerdo de aquél, y en el entremedio lleva un pavimento de hormigón coloreado lavado, que recuerda la textura del camino primigenio. Se dispondrá piedra de taco en determinados puntos para resaltar elementos singulares, como el mencionado templo, el crucero y una pequeña plaza de nueva creación. Esa plaza se ubicará en una parcela triangular de reducidas dimensiones que adquirió el Concello y que servirá de bienvenida al peregrino de la ruta jacobea. Contará con bancos y mesas y, por su elevación, al nivel de la Rolda Leste, hará las veces de un pequeño mirador. Esta zona de bienvenida, que está en ejecución, será lo último en rematarse, junto a la rehabilitación de un bebedero en la rúa do Cruceiro. Queda por ejecutar la pavimentación de la piedra de taco y del trecho que va desde el crucero hasta la Rolda Leste. La finalización de las obras está prevista para finales de abril, salvo que surjan contratiempos.