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Conciliación: un desafío de la nueva normalidad

El regreso de muchos progenitores al trabajo anticipa los problemas para atender a los niños sin colegios ni guarderías - Concellos y empresas idean campamentos, pero con plazas muy limitadas y con menos servicios

La nueva normalidad arrastra y acrecienta un problema que no está, ni mucho menos, de estreno. Las dificultades de conciliación están ahí cada vez que hay que hacer encaje de bolillos para compatibilizar la jornada laboral con el cuidado de unos niños que disfrutan de vacaciones escolares. Sin embargo, en este 2020 conciliar no es, ni mucho menos, una asignatura para la que haya que hincar los codos durante el verano. La materia viene siendo un hueso durante los meses de confinamiento, con padres que han tenido que compaginar, en el mejor de los casos, el teletrabajo con el cuidado de unos niños que no han estado de vacaciones, sino que han trasladado el aula a su habitación. La cosa se complicó en la desescalada y lo hará todavía con el regreso -si se puede entender como tal- a la normalidad. Muchos progenitores han vuelto ya a sus centros de trabajo, otros han de hacerlo ahora y, los más afortunados, viven todavía con la incertidumbre de ser llamados a filas en cualquier inapropiado momento.

Los concellos, en su papel de administración más próxima al ciudadano, se han puesto a trabajar para echar una mano a través de programas de conciliación. Diversas empresas de las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes también se presentan como aliadas de las familias en esta difícil empresa, complicada todavía más en un momento sin colegio ni guarderías hasta septiembre, Sin embargo, el principal handicap en la materia vendrá dado por el reducido número de niños a los que se podrá atender, dadas las limitaciones que imponen las medidas para la seguridad sanitaria.

El Concello de A Estrada no dejó los deberes para el final y ayer mismo abrió el plazo para inscribirse en sus programas de conciliación. Tiene cuatro para este verano, como en el ejercicio anterior, si bien el número de niños que podrán acudir cambia sustancialmente por el Covid. Las pegas que podrían ponérsele a estas convocatorias son la falta de comedor -otros años el campamento urbano lo ofertaba-, la falta de un plan madruga para los padres que tienen que dejar a sus hijos temprano para ir al trabajo y que, un año más, en A Estrada la conciliación es solo de mañana. Ninguna de las cuatro propuestas contemplará -con el cambio del Espazo Concilia al horario matutino en período no lectivo- la realidad de las familias que también trabajan por las tardes. Que son muchas.

El Campus Deportivo de Verán solo podrá ofertar este año 70 plazas por quincena. La actividad se dirige a niños de entre 5 y 15 años y, como es costumbre, se celebrará en las instalaciones deportivas de 09.00 a 14.00 horas. Se realizarán actividades que cumplen con los protocolos de higiene y protección en relación al Covid-19. Ante la situación extraordinaria de este año, la inscripción será por quincenas, con un precio de 40 euros por niño en cada turno, con un descuento del 20% para el segundo miembro de la unidad familiar (32 euros) y la gratuidad a partir del tercero.

En cuanto al campamento urbano, este año oferta solo 40 plazas por quincena, dividiendo a los asistentes en dos grupos: 20 irán a las instalaciones deportivas del colegio Pérez Viondi y otros 20 a las de Figueiroa. Su horario será de 08.30 a 14.30 horas, sin que se oferten los habituales planes para madrugadores ni comedor. La inscripción se cierra el 23 y el coste es de 35 euros. Fechas y precios son iguales para el Concilia Rural, con horario de 09.00 a 14.00 y una oferta de 20 plazas.

El Espazo Concilia del Concello también abre sus puertas. Su precio se marcará en función del Indicador Público de Renta a Efectos Múltiple (Iprem). Aunque en período no lectivo el servicio se brinda en horario de tarde, pasa también a ser de mañana fuera del período académico, así que favorecerá la conciliación de 09.00 a 14.00.

Concellos como los de Lalín o Silleda tienen voluntad de facilitar la conciliación a las familias y ultiman programas para intentar echar una mano en esta difícil tarea. También lo harán numerosas entidades privadas. Todas estas propuestas han tenido que adaptarse a los tiempos, y no es fácil. Las medidas no solo se quedan en la desinfección del calzado en la puerta o la de las manos, sino que estas firmas han tenido que reducir el número de niños a los que pueden atender y, a mayores, el tipo de actividades que les ofrecen, todo ello al servicio de que puedan recuperar el juego y la socialización que tanta falta les hace con las mayores garantías. La mascarilla será complemento obligatorio.

Algunas de estas firmas ya comenzaron a trabajar con sesiones de apoyo educativo. Es el caso de Soei Educación en A Estrada o Libélula en Silleda. En ambos centros toman la temperatura de los niños al entrar y, después de las debidas medidas de desinfección y con la mascarilla puesta, cada uno de ellos ocupa su lugar para el estudio. La cosa cambiará de cara a los campamentos que ambas firmas están preparando ya. Será necesario apostar por grupos reducidos, suprimir mucho material de juego -por ejemplo las cocinitas y piezas de tiendas propias del juego simbólico- y pensar en propuestas lúdicas que se desarrollen con material individualizado, sin compartir, justo lo contrario de la filosofía que promueven sus campamentos habitualmente.

En SOEI abrirán el campamento el 1 de julio pero con 18 plazas, frente a las 40 de otros años. Ya tienen abierta la inscripción y ayer pudieron confirmar que contarán con un servicio de comedor en el que las medidas de higiene y sanidad se El centro lleva desde junio recibiendo llamadas de padres interesados en conocer cómo será su oferta "Quieren saber cómo vamos a organizar porque la vid laboral hay que retomarla como la conocemos y hacemos falta", apunta Isa Otero. Indica que actualmente los niños están en grupos de cinco, separados por mamparas y a dos metros de distancia.

"Vamos a animarnos a hacer algún campamento. Estamos planificando cómo se puede desafiar el gran reto de unir diversión y seguridad", explican desde Fervenza Aventura, que gestiona la Granxa Escola de Abades.

"Los niños necesitan jugar y socializar", remarca Lidia Fuerte desde Libélula. Apunta que los grupos tendrán que ser de nueve asistentes por monitor. "Como empresa es difícil porque no tenemos ayudas. Como empresa difícil porque no tenemos ayudas y quien lo pagan son los papás", dice. Este campamento arranca el 22 de junio, apostando por el juego deportivo, arte y ciencia divertida. "Algo que implique que el material lo manipulen ellos solos", indica. "Los niños se adaptan de maravilla. Ellos no son el problema, están muy concienciados", afirma.

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