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El día en que A Estrada recibió la llamada

Se cumplen 130 años desde aquel octubre de 1889 en que al municipio estradense le fue concedido el telégrafo

Imagen de la calle Calvo Sotelo de A Estrada, antes de 1900. // Museo do Pobo Estradense

El mundo cambia a una velocidad de vértigo. Algo sucede en un recóndito lugar del planeta y la tecnología se pone al servicio de reproducirlo en tiempo real para que la información llegue -con imagen, voz y todos los detalles posibles- a todos los rincones de la Tierra. Las barreras del espacio y el tiempo se difuminan y el ser humano puede comunicarse en el instante que elija con el lugar que desee. Sin embargo, aunque a las nuevas generaciones les cueste imaginarlo, no hace tanto tiempo que esto es así. De hecho, hace solo unas cuantas décadas que el correo postal era el método empleado entre particulares para comunicarse y hacer llegar las noticias importantes, siendo pocos los que tenían acceso a un teléfono que pudiese recortar tiempos de espera en su deseo de comunicarse.

Fue un mes de octubre de 1889 cuando, después de varios intentos, le fue concedido al municipio de A Estrada su deseo de contar con telégrafo, uno de los inventos que logró revolucionar el mundo de las comunicaciones, aunque hoy se piense en él como un artilugio que aparece en las películas bélicas, en algunas del Oeste o en las comunicaciones de un navío. El municipio estradense emprendió en el año 1884 la petición de una estación telegráfica para la villa para beneficiarse de la comunicación a larga distancia y de manera instantánea que ofrecía el invento comúnmente atribuido a Morse. Así lo recoge en su obra La Estrada el que fue alcalde estradense Pedro Varela Castro, una información que se volvió más accesible gracias a la reedición de esta obra de 1923 impulsada hace un par de años por la asociación Vagalumes y realizada por Clara Iglesias Cortizo.

La pieza indica que, una vez cursada la petición del telégrafo, fue necesario reiterarla durante años, insistiendo en la demanda hasta que, en octubre de 1889 se dio luz verde a este avance para el municipio. Se instalaría el telégrafo al año siguiente en la casa de un particular. Fue después trasladado a otros dos domicilios y en el año en el que Pedro Varela escribió su obra todavía se conservaba en la vivienda de una vecina. En aquel momento el teléfono ya había hecho también su irrupción en el municipio estradense. Varela indica que había entonces teléfono "para comunicarse con Cereixo", después de desapareciese uno que permitía la conexión de la villa con Codeseda.

Los tiempos han cambiado mucho y hoy en día los teléfonos móviles imperan en el mundo de las telecomunicaciones, permitiendo enviar voz e imágenes a cualquier lugar en un tiempo de récord. La expansión y popularización de esta tecnología ha dejado en desuso los teléfonos públicos, cuya importancia pasada testimonian todavía las cabinas. En el casco urbano de A Estrada quedan todavía siete, si bien resulta muy complicado ver cómo algún ciudadano se detiene para efectuar una llamada. En el marco de la provincia de Pontevedra existen a día de hoy 286, según los datos facilitados ayer por Telefónica, mientras que en la comunidad gallega son un total de 842. En España quedan 15.450 y su uso medio actualmente es de 0,37 llamadas al día por cada uno de estos teléfonos.

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