Recién llegada de un viaje a El Cairo, la lalinense Adriana Viz Fernández atiende la llamada de FARO DE VIGO desde las oficinas de la Embajada de España en Jordania donde trabaja para ICEX España Exportación e Inversiones, que es una entidad pública empresarial de ámbito nacional que tiene como misión promover la internacionalización de las empresas españolas y la promoción de la inversión extranjera. Después de haber trabajado en Madrid y Pekín, Viz reside desde hace poco más de tres meses en la ciudad de Amán.

-¿Cómo está resultando su experiencia en tierras jordanas?

-La verdad es que, aunque llevo poco tiempo aquí, me siento muy adaptada a esta vida. Hice unas becas ICEX, que es un programa del Ministerio de Industria, y que incluye un máster que hice el año pasado. El máster es clasificatorio y tú, según tus notas y otras variables, escoges destino. Jordania no fue mi primera elección pero me lo dieron. Aquí trabajo en una oficina que depende de ICEX que está en la embajada, pero tengo compañeros que trabajan también fuera de aquí. Lo que hacemos es ayudar a empresas españolas a exportar aquí, invertir o buscar socios distribuidores, entre otras cosas.

-¿Por qué aceptó un destino en Oriente Medio ?

-Yo buscaba un país en desarrollo para trabajar por oportunidades futuras de trabajo. Entonces, en Jordania trabajan muchas organizaciones internacionales porque es el país más seguro y estable de la zona desde donde se llevan proyectos para el Yemen, Siria o Irak. De hecho, aquí vas por la calle y extranjero que conoces, extranjero que trabaja en una embajada o en una organización internacional. En Jordania hay pocos foráneos trabajando para empresas privadas.

-¿Y es tan seguro como dicen?

-Sí es cierto que Jordania es un país muy tranquilo y muy estable políticamente comparado con sus vecinos de la zona. Aquí tanto Estados Unidos como la Unión Europea han invertido mucho dinero porque Jordania tiene un papel asignado de pacificador. Amán, que en teoría alberga a cuatro millones de habitantes, es como un pueblo grande. Yo puedo hablar de la zona en la que yo me muevo, que es la más occidental de todas porque alberga a expatriados y jordanos con un nivel adquisitivo medio-alto y que trabajan en organizaciones internacionales y que igual han estudiado en el extranjero. Sí que hay mucha diferencia entre la parte oeste de la ciudad y la este de Amán.

-¿Y cómo es un día a día en la capital de Jordania?

-Esta es una comunidad pequeña y, por ejemplo, es muy complicado beber alcohol. Lo bueno es que aquí, a diferencia de Irán o Arabia Saudí, no tienes que ir cubierta. A mi me choca más cuando conoces cosas que te cuentan algunas chicas jordanas. Sin embargo, desde mi perspectiva aquí es muy fácil conocer gente. A lo mejor por el mero hecho de ser mujer. La gente es muy amable en todos los sentidos, la verdad.

-Está recién llegada de Egipto, ¿es sencillo poder conocer otros países limítrofes con Jordania?

-Es complicado viajar porque por tierra sólo puedes ir a Israel y Palestina. A Egipto también puedes ir por carretera pero lleva bastantes horas en autobús, y también en barco. Luego está el Líbano, al que tengo pensado ir como tampoco me quiero perder viajar a Israel, aunque no sé cuando. En cuanto Siria, la frontera acaban de abrirla pero por lo que me cuentan aún es complicado poder acercarse.

-A propósito de Siria, ¿cómo se percibe desde tan cerca el conflicto que se vive en esa nación?

-Lo que sucede en Jordania es que hay muchos refugiados sirios. Jordania es el segundo país que más refugiados tiene en relación a su población porque ésta aumentó mucho en este país durante los últimos diez años por los refugiados. No sé si aquí la información sobre Siria llega de forma distinta que en Occidente porque yo no lo aprecio. La llegada de refugiados ha provocado que la economía vaya a peor porque hay mucha más gente y casi todos los refugiados viven en campos y no trabajan, y los servicios sociales cada vez están peor. Mi percepción es que los jordanos son bastante solidarios. Tengo un amigo sirio que no es refugiado que ha notado que la gente jordana ha empezado a tener algo de reticencia hacia los refugiados sirios. Eso es lo que dice.

-¿Ya se defiende en árabe?

-Aquí trabajo en dos idiomas, el inglés y el español. Hace un mes que empecé las clases de árabe pero sólo me sé lo básico porque no es fácil, aunque bonito. En cuanto a lo de integrarme en el resto de costumbres, yo soy mucho de comida local siempre. La comida jornada es súper rica, lo que pasa es que es muy pesada. Durante la semana suelo cocinar en mi casa, pero luego los fines de semana de forma mayoritaria como fuera en restaurantes de comida jordana o incluso de esta zona, como la siria, libanesa o yemení también. Aquí es muy típico el hummus o el halal, y luego hay muchos platos con cordero porque, como te puedes imaginar, desde que estoy aquí no he probado el cerdo porque está prohibidísimo. También hay muchos dulces, por supuesto.

-¿Cuánto tiempo tiene pensado estar viviendo y trabajando en la ciudad de Amán?

-Mi contrato es de un año. Después todo dependerá del trabajo. Mi intención es poder trabajar en una organización internacional pero no tengo ni idea de lo que haré.