-¿Desde cuándo practica el deporte del oval en Lugo?

-Llevo jugando desde los 18 años al rugby. Ahora mismo voy rotando en distintos puestos como centro, zaguero o ala. Estamos en Segunda División. El rugby lo conocía de antes de ir a la universidad porque en mi pueblo había varios que jugaron y que eran amigos de mis padres. Además, yo soy de la generación del mítico Xabarín. De todas formas, cuando empecé más en serio a entrenar fue cuando entré con 18 años en la universidad. Me enrolé en el Muralla, y nunca más dejé al que es mi equipo de toda la vida.

-Tampoco podrá compaginarlo con su profesión, ¿no?

-Nada. Desde el año pasado, que fue cuando me vine para aquí no entreno con el equipo. Lo hago por mi cuenta. Los compañeros que tengo aquí en Lalín me tienen dicho cuáles son sus horarios para ir a entrenar con ellos, y a veces deben de pensar que no quiero ir, pero es mentira porque por mi trabajo es imposible. Ellos entrenan a las nueve y yo antes de las diez prácticamente nunca estoy libre. Es muy difícil. Lo que hago por mi cuenta, cuando tengo libre, voy un poco a correr o hago un poco de gimnasio. Y a los partidos que puedo me sumo.

-¿Qué fue lo que le atrajo de un deporte como el rugby?

-Bueno, yo creo que está todo dicho sobre las virtudes del rugby. Es un deporte distinto a todos. Los valores que tiene como la camaradería y la amistad no los tienen otras prácticas deportivas. En el rugby te formas en tu vida personal aparte de lo bien que te lo pasas jugando y compitiendo. En todos los deportes desde la base se intenta transmitir algo parecido, pero en el rugby aunque lo pilles de mayor, como es mi caso, es algo que asimilas. Ahora, en Galicia, se está apostando mucho por los críos creando una cantidad de escuelas nunca antes vistas.