Lalín, como el resto de los municipios gallegos, tiene un problema con la gestión de la basura. Al ya de por sí deficitario servicio hay que añadir el alza en los costes que Sogama ya repercutido a los concellos por el tratamiento de los desperdicios. Para paliar, en parte, esta problemática el gobierno local podrá en marcha un plan de compostaje en el rural. Los resultados se testarán, en principio, en un par de parroquias con la instalación de composteros y el asesoramiento a los vecinos sobre esta práctica.

Para llevar a cabo esta propuesta se licitará esta asistencia externa, que será prestada por una empresa especializada. Para este concurso se destinarán dos partidas por 9.700 y 5.808 euros que incluyen la instalación de un centenar de composteros domésticos -se colocará uno comunitario de mayor dimensión en un espacio público- y el asesoramiento a los particulares. Del resultado de esta iniciativa medioambental dependerá la posible extensión de un plan de compostaje a todo el rural y parte de la periferia. Además, el alcalde, José Crespo, anunció que Lalín podría concurrir a la consecución de una planta de compostaje que daría servicio a toda la comarca. "Ahora la Diputación va a crear una en Pontevedra y es posible que pueda haber una para Deza aquí en Lalín". Por el momento se tomarán muestras del plan piloto mediante el pesado de los residuos de los contenedores para detectar la capacidad de reciclado de los vecinos.

El mandatario apuesta por alcanzar una rebaja del 30% del peso de la basura que se envía periódicamente a Sogama, modelo que defiende por ser el único viable, si bien insiste en que con el compostaje se puede lograr una reducción del volumen de impropios. "O reducimos o no quedará más remedio que subir el recibo de la basura", resaltó el primer edil, en referencia a la subida de tasas repercutida por Sogama o al encarecimiento de los costes para su recogida y tratamiento. Los resultados del plan piloto se conocerán ya este año, pero el gobierno local defiende la necesidad de, al margen de esta campaña, promover otra centrada en la concienciación. Para ello se trabajará con los colegios, pues la educación es clave para que la población repare en la importancia de que haya una buena salud medioambiental.

La propuesta fue respaldada por el conjunto de la corporación, pero desde las bancadas socialistas y nacionalistas conminaron al ejecutivo a instalar más contenedores de reciclaje en las parroquias. Tanto el edil del PSOE Cristóbal Fernández Vázquez como el portavoz del BNG, Xesús Cordeiro, echaron en falta más colectores de vidrio o cartón en las parroquias. Crespo, por su parte, aprovechó el debate para lanzar un dardo a algunos ciudadanos representados en la figura de varios hosteleros. A su juicio estos profesionales -citó algún caso, sin que este problema fuese representativo- que eran reacios a depositar las botellas de cristal en el contenedor adecuado por resultarles incómodo. También preocupa al ejecutivo otro problema ya detectado tiempo atrás: los impropios que se tiran en el contenedor de orgánicos en el rural como restos de verduras u hortalizas, que ahora podrán depositarse en los composteros y a su vez generar un abono de alta calidad.

Por otro lado, gobierno y oposición volvieron a enzarzarse -en un pleno sin tensión y con mucha camaradería- por los méritos de unos u otros en el proyecto del Centro de Alta Resolución (CAR). Crespo vinculó esta obra a la puesta en marcha del nuevo hospital de Pontevedra. Muy escéptico se mostró el portavoz del PSOE, Manuel González Aller, con la realidad del complejo sanitario lalinense e incluso dudó de que algún día fuese una realidad. Cordeiro, por su parte, defendió la necesidad de esta infraestructura sanitaria. "Los señoritos de Pontevedra se lamentaron cuando nos quitaron a los de Lalín de su área sanitaria, pero tienen que poner algo de su parte", declaró en alusión a los problemas para la construcción del hospital, mientras que Lalín aportó los terrenos a la Xunta para un servicio comarcal.