El número de vertederos incontrolados en los municipios de la comarca se redujo sensiblemente en los últimos años pero todavía se mantiene en cifras elevadas pese a los esfuerzos de los concellos y las fuerzas del orden por controlar los vertidos y perseguir a sus responsables. Actualmente aún no se ha desterrado entre una pequeña parte de la población que los montes, carreteras, ríos o espacios urbanos no son una especie de contenedores en los que se puede tirar todo lo que nos sobra en casa.

Prueba de ello son las no pocos casos de acopios de hormigón, restos de obras y otros materiales en zonas próximas a los cascos urbanos y en espacios naturales, a veces sólo visibles a los ojos de las personas que encuentran en los montes un espacio para el disfrute de la naturaleza y el ocio. No obstante, en algún caso las iniciativas de los concellos surten efecto. Este es el caso de la zona del puente medieval de la parroquia silledense de Taboada en la que era muy frecuente encontrarse restos de basura, bolsas y otros elementos de desecho, que, además de dañar el medio ambiente, poco contribuían a conservar la belleza de estos espacios. Los vertidos se redujeron notablemente desde que el gobierno local instaló varios paneles informativos en los que se alude a la prohibición de tirar basura.

Esta complicada tarea de sensibilización social no encuentra por contra en otros casos el resultado deseado. Ayer, los transeúntes que circulaban por la carretera que une Vila de Cruces y Portodemouros pudieron comprobar como algún vecino decidió colocar en una rotonda un colchón y un sofá a los que no encontró un sitio en su casa, para asombro de los curiosos que transitaban por este vial.