Todas las alarmas sonaron en el Pontevedra el pasado lunes ante el estado de salud del entrenador granate. Luisito se ausentó del entrenamiento para ir al hospital por una dolencia persistente en el brazo durante las últimas horas. La pruebas médicas apuntaron entonces a una trombosis localizada en el brazo, que podría haber sido un susto mayor, pero que por suerte está controlada.

De hecho, el entrenador pasó el día de ayer en casa, se encuentra bien y entrena hoy al grupo a las 11.00 horas en el campo de fútbol de Xeve, como estaba previsto.

Como explica el capitán del equipo granate, Álex González, Luisito asistió a la sesión de recuperación el lunes por la tarde, dio una charla al principio del entreno y comentó lo que ocurría antes de acudir al hospital, momento en que la plantilla continuó con la sesión dirigida por el preparador físico y segundo entrenador.

El capitán reconoce que “cuando nos lo comunicó fue un impacto para la plantilla porque era algo con lo que no contábamos y podía ser algo grave, pero una vez está todo controlado estamos más tranquilos”.

El equipo sigue su plan de entrenamiento con normalidad y entrena hoy, jueves, viernes y sábado por la mañana.

Parón

Cabe recordar que este fin de semana hay un parón en la competición del grupo y no habrá partido, por lo que tendrán tiempo para entrenar mejor ciertos aspectos. Así la próxima cita del Pontevedra será ya el 7 de marzo en el campo de Riazor frente al Deportivo.

El capitán granate mira a este parón con la necesidad de mejorar el acierto de cara a gol y solidez defensiva. “Tenemos más tiempo para trabajar, aunque creo que estábamos en un buen momento pese a llevar poco tiempo”, apunta, aunque así quizás puedan recuperar a jugadores con lesiones como Adrián Cruz, que están en la recta final de su recuperación.

Por último, manda un mensaje a la afición tras los últimos resultados. “Esta afición siempre nos apoya, siempre está ahí. Aunque apenas hayan podido ir al estadio me consta que nos apoyan, que están con el equipo. Obviamente estarán enfadados o frustrados porque el equipo no consigue los resultados que les gustaría, pero no por eso dejan de apoyar y es de agradecer”, asegura.