Marín vuelve a ser de Oro. La alegría inundó ayer las calles marineses para celebrar un ascenso del Peixegalego que llegó desde Albacete. Los de Javi Llorente partían con una ventaja de 16 puntos en la eliminatoria gracias al gran encuentro realizado el pasado domingo en A Raña, pero no era una diferencia ni mucho menos definitiva ante un rival de categoría como es el Villarrobledo. Con cabeza y corazón el Peixegalego supo sobreponerse a los arreones de los locales para lograr una de esas derrotas (78-70) que saben a mucho más que a victoria, saben a Oro. Un resultado histórico en una temporada atípica, en el que el equipo fue de menos a más y acabó con el premio del ascenso haciendo vibrar al gran número de aficionados que sufrieron (durante parte del partido) y festejaron (el final) desde una pantalla gigante en la Alameda de Marín.

El choque arrancó con mucho nerviosismo por parte del Villarrobledo, con el Peixegalego dispuesto a no dejarse sorprender y mandando en el marcador, pero el juego de contacto que plantearon los locales, amenazaba con cargar de faltas a primeras de cambio a los de Javi Llorente. Sobre el minuto 5 se cambiaron las tornas y era el Villarrobledo el que tomaba las riendas del partido con el objetivo de dar un golpe rápido en la moral de los marinenses. Las alarmas sonaban para el Peixegalego cuando tras un robo y un triple situaba a falta de 2 minutos del final primer cuarto el 17-10. Obligaban los locales muy pronto a llevar a la línea de tiros libres a los marinenses para acabar el primer acto con un 17-14 en el que solo la falta de acierto del Villlarobledo mantenía a los de Javi Llorente en el encuentro.

El segundo cuarto arrancaba el Villarrolbledo forzando al Peixegalego a jugar al contacto y con el aro repeliendo los tiros de los marinenses. A falta de 6:10 minutos para el descanso los locales lograban aprovecharse de los rebotes ofensivos para situar la primera ventaja importante con un 27-17. El sangrado continuaría hasta un 2+1 a falta de 5 minutos que dejaba al Peixegalego con 3 puntos de margen (32-19). A los nervios de los locales respondieron Sevillano, Orellano y el triple sobre la bocina de Pablo González para reducir la diferencia en el marcador hasta el 40-35 con el que irían al descanso y recuperando el Peixegalego su color.

La segunda parte arrancaba como acabó el primer tiempo: los marinenses con la cabeza fría y los locales pecando de falta de acierto, especialmente en la línea de 3. Los de Javi Llorente pausaron el juego, controlando la diferencia que no se fue volvería a ir a más de 5 puntos hasta que a falta de 3:25, una falta y una técnica volvería a poner por delante en el marcador al Peixegalego (50-51), aunque el partido se iría a los últimos 10 minutos con un 57-56.

El Villarrobledo fue bajando la intensidad ante un Peixegalego que le llegaba con especular con el marcador. Tanto fue así que poco a poco, los locales llegarían con a 3 minutos del final con un 72-64, que ayudarían para que Villarrobledo llegase a creerse que la remontada podría llegar. Poco duró el sueño. A falta de un minuto Turi colocaba el 78-68 pero Sevillano abortaba todo intento de reacción y hacía el 78-70, para acabar con el partido festajándolo por todo lo alto los jugadores y cuerpo técnico en Villarrobledo y la afición desde Marín.

"No nos los esperábamos, ni sé si está pasando de verdad", afirmaba el directivo del Peixegalego, Andrés Otero, desde Villarrobledo, minutos después del final del partido.