Hay una máxima en el fútbol que indica que cuando no puedes ganar, al menos no debes perder. Y ese dicho popular es el que se aplica la plantilla granate y el cuerpo técnico granate en la resaca del choque contra el Guijuelo. "El equipo no cayó en un mal día", destacaban al término del encuentro Luismi Areda y los jugadores.

El Pontevedra llegaba en una gran dinámica, impulsado por el subidón de la Copa Federación y las dos victorias consecutivas en liga. Por tanto, se veía con opciones de aprovecharse de un Guijuelo que acudía a Pasarón en tendencia opuesta.

Pero en el fútbol dos más dos nunca hacen cuatro y los granates completaron uno de sus peores partidos de la era Luismi. Agarrotados, sin soltura, con nervios... La situación seguía siendo difícil y la presión por ganar afectó ante un equipo que también acudía al choque muy necesitado y supo cómo desarbolar los mecanismos granates.

las bajas lastran

Cinco eran las bajas con las que tenía que lidiar Luismi para el choque. Nacho, Jimmy, Adrián León y Álex González son teóricos titulares ausentes en el partido del domingo. A esas bajas se le unió la de Prosi, que en liga está contando con pocos minutos, y el estado físico de un David Castro que acabó muy tocado el duelo de Copa Federación. Jorge tampoco pudo comenzar desde el principio el encuentro. Todos estos condicionantes hicieron que el técnico se tuviese que ir sí o sí a un dibujo 3-4-2-1 ante la falta de laterales izquierdos.

menos dentro y fuera

El Guijuelo sabía que ese planteamiento táctico era prácticamente el único posible para el equipo granate y encontró la forma de cortocircuitar al equipo local. Más allá de la espesura individual, el Pontevedra careció de vías de salida para sacar el balón en corto. Con tan solo dos futbolistas en el mediocampo y uno en cada banda, los granates podían tocar entre centrales, pero no encontraban más caminos hacia Royo que los envíos profundos de un gran Darío. El Guijuelo tenía más gente por dentro y también por fuera. Y a nivel ofensivo también lo aprovechaba jugando abierto a la espalda de la zaga.

sin repliegue

Pese al mal juego, el Pontevedra estuvo más acertado en las áreas, donde se deciden los partidos. Y fruto de ese acierto, o más bien del error de Royo, se encontró ganando el partido. Sin embargo, y pese a que el equipo parecía más cómodo con el 4-3-3 sobre el campo que Luismi introdujo tras el descanso, no fue capaz de controlar un partido que tenía muy de cara. Ni replegó bien, ni tuvo paciencia con el balón para desgastar al Guijuelo. Y esa falta de protección la acabó pagando cara.

correcalles

Tras el 1-1, el choque se convirtió en un correcalles. El Pontevedra quiso ganar, aunque no podía. Tiró de corazón más que de cabeza. Y lo pudo pagar caro. Porque el Guijuelo dio más sensación de solidez atrás para frenar las envestidas granates y de peligro arriba. Es cierto que un buen Jorge en los minutos que participó y Añón tuvieron opciones de victoria. Pero no lo es menos que Edu evitó una desgracia mayor.

un gol en cinco partidos

Pese a la decepción, el empate permite que la dinámica del equipo siga siendo positiva. El Pontevedra ha encajado tan solo un gol en los últimos cinco encuentros, contando liga y Copa Federación. Ese mismo número de partidos son los que el cuadro lerezano lleva sin perder. Viendo exclusivamente el campeonato regular, la cifra es de tres choques invicto y siete de los últimos nueve puntos conseguidos, con victoria a domicilio incluida.

más sobre el descenso

El empate ganó valor ante el resto de resultados de la jornada. Tan solo el rival más alejado, la Segoviana, ganó su partido. El Coruxo perdió y ya tiene un punto menos que los granates. El Racing de Ferrol, que estaba a dos, cayó por goleada. Y el Valladolid B, próximo riva, sumó un punto y sigue dos por encima.