Las lesiones habían apartado a Jorge Hernández del fútbol en las últimas semanas. No era la falta de calidad lo que le impedía jugar. Ayer, mientras mantuvo el aliento, fue un pequeño faro. Suyo fue un disparo al travesaño con 0-0 que pudo cambiar las cosas y también algunos detalles de calidad que permiten pensar en cierto aroma de esperanza. Pese al poco balón que tuvo su equipo, dosificó bien los que le llegaron a él, filtró algún buen pase a las bandas y apareció, pocas, pero algunas veces, con peligro en la frontal. Puede mantener un interesante duelo con Prosi, hombre de distinto perfil pero de similar posición, si Luisito solo quiere a uno; o quizá una prolífica sociedad.