La familia brasileña del gol, como así se le apodó a los hermanos Igor y Yuri de Souza y a su primo Charles Dias, continúa fuertemente vinculada a Pontevedra y casi todos los años visitan al menos una vez la ciudad del Lérez.

Este verano no es menos y en estos días no es difícil encontrarse por las calles de Pontevedra a Ígor o a Yuri pasando sus vacaciones estivales ya que el mayor de los hermanos es poseedor de un piso en la ciudad.

Así las cosas y en el ocaso de su prolífica carrera futbolística, Igor se encuentra en estos días también pendiente de su futuro al haber acabado su contrato con el FC Doxa Dramas, club de la tercera categoría griega con el que la temporada pasada finalizó en la segunda posición de la liga siendo además parte responsable en esta clasificación al haber sido autor de 15 goles.

Buscando ya un lugar cómodo en el que quizás asentarse en el futuro, Ígor se ha ofrecido al Pontevedra para echar una mano al club como un miembro activo de la plantilla en la próxima temporada, aportando sus goles y su experiencia como punta referencia si la dirección deportiva y el entrenador así lo creen oportuno.

Su llegada no está ni mucho menos próxima, pero es una opción más de las múltiples que el club granate tienen sobre la mesa a la hora de deshojar la margarita en busca de futbolistas para completar el plantel.

A su favor puede jugar su más que contrastada experiencia en Segunda División B y sus buenos años de ataque en el fútbol griego donde defendió los escudos primero del Panthrakikos durante tres temporadas y esta última del Doxa. Otro de los puntos fuertes del jugador es el conocimiento de la casa al haber vestido la camiseta pontevedresa hasta en tres etapas diferentes y, sobre todo, el fuerte componente emocional y conexión con una afición que le despidió hace seis años como un auténtico ídolo después de sus últimos y recordados tantos en el play off de ascenso ante el Real Oviedo.

Por el lado negativo, y que puede pesar muy en su contra en la decisión que decida la dirección deportiva, está la edad del futbolista. El jugador de Brasil cumplirá 38 años el próximo mes de febrero y, a pesar de que su edad no pareció un impedimento para que sus estadísticas fueran más que interesantes la temporada pasada en Grecia, sí puede ser un factor determinante este año en un equipo en el que los tres jugadores de mayor edad del curso pasado han salido del equipo (Capi, Adrián Gómez e Íker Alegre).

Lo que en un principio no parece que será un impedimento será el factor económico toda vez que el propio Ígor reconoce que a estas alturas de su carrera deportiva prima más la comodidad de un club y una ciudad en la que se siente querido que una jugosa nómina con la que llenar sus bolsillos. El ofrecimiento está sobre la mesa y ahora la decisión le corresponde a otros tomarla para un lado o para otro.