No podía ser de otra forma con Luisito en el banquillo de Pasarón, el sufrimiento no es negociable en el Pontevedra, es una imposición que viene agregada por imperativo legal y que ayer se materializó en forma de partido de fútbol. El Pontevedra pudo ganar y hacerlo además por goleada, pero también tuvo momentos de pasarlo mal en los que se llegó a temer incluso con la derrota. Pero todo eso ya es solo parte de una nueva historia del club, que ayer apuntó su nombre entre los 16 de la fase de ascenso.

El encuentro se puso de cara muy pronto para el Pontevedra, que a los siete minutos ya se había adelantado en el marcador con un gran gol de Eneko Eizmendi, el primero desde que firmó por el Pontevedra en el mercado invernal. El tanto del Pontevedra fue toda una declaración de intenciones de los de Luisito, que generaron tantas o más ocasiones que las que se vieron también en Pasarón en el encuentro ante el Coruxo.

Pese a que los locales eran quienes llevaban el peso del encuentro, un despiste defensivo les costó el castigo más caro posible a los granates. En el segundo acercamiento a portería de la Arandina, Trigueros hizo el empate al beneficiarse de un error en la marca y empujar a gol un centro de Leo desde la esquina.

El guión del encuentro no varió tampoco en exceso a pesar del gol. Los lerezanos no estaban cómodos en defensa, pero sí trenzaban y tocaban con facilidad para llegar sobre la meta defendida por Montiel. A la media hora de juego Añón tuvo en su cabeza la remontada, tres minutos después fue Jacobo el que envió alto un disparo franco desde la frontal. Acto seguido, y tras un susto de los burgaleses, fue Eneko el que pudo deshacer las tablas con un disparo raso que sacó un defensa rival bajo palos y con el portero batido. El acoso era constante y el meta visitante todavía tuvo que parar hasta cuatro balones más, casi de forma consecutiva, para conseguir llevar el partido abierto al descanso.

Todos esos errores pesaron en las cabezas de los jugadores del Pontevedra, que en la segunda parte tardaron mucho en entrar en el partido. Luisito introdujo cambios y trató de revolucionar el ataque dando entrada a Íker Alegre tras el descanso y a Mateu y Álex González a los ocho minutos de la reanudación en busca de encontrar espacios en el entramado defensivo burgalés. Pero los cambios no terminaron de cuajar en un primer momento y el choque se tiñó de oscuro durante unos largos 20 minutos en los que la Arandina dispuso de hasta tres oportunidades muy claras para desequilibrar la balanza a su favor.

La plantilla pontevedresa logró darle la vuelta a la situación en los últimos quince minutos y en esta reacción tiene una cuota importante de protagonismo el recién reincorporado a la plantilla tras lesión, Íker Alegre. El ex del Logroñés entró primero en juego subiendo por banda derecha y poniendo un centro atrás para Añón para que éste buscase el disparo a la media vuelta sin suerte.

Pasarón cantaba el "sí se puede" y el Pontevedra se animaba a intentarlo. Mateu, de cabeza, cabeceó mal una falta lateral cuando entraba totalmente solo al remate. Acto seguido el propio delantero balear e Íker Alegre se estorbaron en un mano a mano ante Montiel que le costó la tarjeta amarilla a Alegre por tirarse.

Pero el gol estaba reservado, como casi siempre en Pasarón, para los minutos final. En el minuto 86, otra vez Íker Alegre fue el autor del gol de todos, el tanto de la temporada y del play off, al empujar al fondo de la red una dejada atrás de Añón tras un robo de Álex González dentro del área.

A partir de ahí poco o nada se jugó. El partido entró en una dinámica peligrosa en la que la Arandina actuó con demasiada contundencia en sus acciones defensivas y finalmente acabó ensuciándose con una tangana innecesaria debido al calentón visitante ante las lógicas celebraciones pontevedresas.