Reponerse a un gol tempranero en contra es una tarea difícil ya no solo en lo deportivo sino también en lo mental y el Pontevedra ha demostrado este año estar más que sobrado en esta faceta consiguiendo dar la vuelta a un marcador adverso hasta en dos ocasiones por el mismo motivo.

El mérito de la última gesta granate se multiplica al tener que remar todavía con más fuerza si la ventaja del oponente se multiplica por dos como fue el caso del pasado domingo ante el Somozas.

No son pocas las remontadas del Pontevedra en los últimos años. El pasado curso sin ir mas lejos los de Luisito fueron quienes de dar la vuelta a la tortilla hasta en tres ocasiones ante Astorga y Cultural Leonesa en casa y Valladolid B a domicilio, pero nunca antes se le habían puesto las cosas tan cuesta arriba como en esta décimo quinta jornada ante los de Stili.

Para ver al Pontevedra sobreponerse a dos goles de desventaja es necesario hacer un importante viaje atrás en el tiempo, pues han pasado ya dieciséis años desde la última vez que el cuadro lerezano consiguió tal mérito.

Fue un 30 de noviembre del año 2000 ante el Deportivo B y con el mérito añadido de tratarse de un encuentro a domicilio. Delfín Álvarez era el entrenador en aquel momento.

El Pontevedra partía con un once formado por Moncho en la portería; Luismi, Casales, Aláez y Curty en defensa; Javi Rico, Álex, Toni Otero y Oláiz en el centro del campo; y en la delantera la dupla formada por Pablo Couto y David Cabarcos. Como dato curioso, en la segunda parte y como único cambio tras el descanso entró al terreno de juego el ahora director deportivo del Pontevedra Roberto Feáns.

A diferencia de lo ocurrido el pasado domingo, en A Coruña el choque se fue al descanso sin goles y fue en unos fatídicos dos minutos cuando el Fabril anotó sus dos tantos por medio de Xaco (posteriormente jugador granate) y Vallina. Toni Otero consiguió acortar distancias seis minutos después (minuto 57) y Javi Rico, de penalti, puso el empate en el 65.

Dos minutos después el propio Rico fue expulsado por doble amarilla y a los granates les tocaba remar todavía más contra corrienteñ. Pero la moral de sus dos tantos les dio la fortaleza necesaria para hacerse la victoria a un cuarto de hora para el final gracias a un salvador tanto de Oláiz.

Pese a la dificultad de aquel resultado a su favor, Delfín Álvarez no acabaría la temporada en el banquillo de Pasarón y Milucho fue el encargado de tomar las riendas pontevedresas convirtiéndose así en el tercer técnico del año al haber sido Rafa Sáez el encargado de dirigir al club en las primeras cinco jornadas.

Aquella temporada el Pontevedra terminó décimo cuarto en la tabla con 44 puntos, diez más que un filial deportivista que terminó descendiendo a Tercera tras acabar la liga en la última plaza.