Nunca visitó la elástica granate del Pontevedra, pero su huella en el club y su vinculación con los colores del equipo le acompañaron hasta el fin de sus días. El argentino Héctor Rial tuvo un emotivo lugar para el recuerdo dentro del coloquio que ayer se celebró en el Teatro Principal de Pontevedra entre protagonistas de los seis ascensos del club.

Rial guarda vinculación directa con al menos cuatro miembros de las diferentes etapas del club al haberlos dirigido desde el banquillo. Calleja y Ceresuela tuvieron a este símbolo del Real Madrid (con los merengues ganó cinco copas de Europa) como entrenador en Primera División, también Luis Rivas estuvo bajo sus órdenes en el Elche y Milucho disfrutó de sus consejos en su última etapa como entrenador.

Todos ellos destacaron sus grandes dotes para preparar al equipo en la parte técnica así como su don de gentes, el manejo del vestuario y la capacidad para tener contentos a todos los jugadores independientemente de que fuesen o no de la partida cada fin de semana.

También Luis Rivas rememoró la manera en la que en su etapa en Elche, Héctor Rial acudía a él para compartir recuerdos de personas y lugares de la zona que ya le eran lejanos debido a su carrera deportiva en otros banquillos.

Un millón de pesetas

Pero Milucho fue el encargado de contar los recuerdos más emotivos del acto de ayer. Con palabras de gran emoción y voz temblorosa, el exjugador y extécnico del Pontevedra recordó cómo el argentino puso a disposición de la plantilla un sobre con un millón de pesetas para que los jugadores, que llevaban cinco meses sin cobrar, pudiesen seguir adelante en la que fue una de las etapas más duras de la historia del club en lo económico.

El amor por la ciudad y el equipo le acompañó hasta sus últimos días y en febrero de 1991 falleció con la petición a sus entorno más cercano de ser incinerado en Madrid con la camiseta granate del Pontevedra puesta.

Esta petición no estuvo exenta de polémica. El presidente del Real Madrid Ramón Mendoza, figuras del madridismo como Camacho o Gordillo y de la prensa nacional como José María García así como parte de su familia no entendieron la decisión e hicieron presión para que Rial vistiese la camiseta merengue, pero la voluntad del argentino prevaleció gracias al empeño del propio Milucho, entre otras personas. Tras ser incinerado, sus cenizas fueron esparcidas por A Lanzada.