El Pontevedra se impuso en un partido serio y condicionado por las decisiones arbitrales a un Racing de Ferrol poco vistoso pero de gran pegada que pudo salir de Pasarón con los tres puntos fruto de su pólvora en ataque.

Buenos primeros 45 minutos los que cuajó el Pontevedra ante un Racing serio que solo consiguió dominar el encuentro tímidamente durante diez minutos. El duelo arrancó con una declaración clara de intenciones por parte de los granates y una primera jugada para la polémica. El central Dani Portela, goleador la pasada jornada, cabeceó a los dos minutos un centro cerrado de David Añón que por dos veces botó muy próximo a la línea de gol. Ni juez de línea ni colegiado decretaron el tanto a favor de los locales a pesar de las protestas granates.

Los de Míchel Alonso trataron de sacudirse la presión y por un tiempo así lo hicieron, decantando la balanza a su favor y pisando con mayor frecuencia el campo rival. Fruto de ese tímido dominio llegó la ocasión más clara de la primera parte para los departamentales con una jugada marca de la casa. Balón largo a Joselu, que ganó la espalda a su par para enfado de un Luisito que trabajó mucho esa jugada durante la semana, y el pichichi ferrolano golpeó la pelota desviada cuando tenía todo de cara para adelantar a los suyos.

Con el paso de los minutos el Pontevedra volvió a adueñarse del cuero y a imponer su ritmo, llevando el peso del juego y buscando huecos en el entramado defensivo rival a través de la posesión del balón. En el ecuador del primer periodo dispuso de hasta dos ocasiones claras para ponerse por delante. Primero fue Jacobo quien tuvo en sus botas el tanto en un mano a mano frente a Sergio tras encontrar un hueco por la banda izquierda, pero la pelota se marchó desviada.

Pocos minutos después era Mario Barco el que disparaba alto una preciosa volea dentro del área al beneficiarse de un centro de Miguel Loureiro tras una gran jugada del joven carrilero diestro. De haber encontrado portería, el tanto hubiese sido sin duda el gol de la jornada.

Con el dominio granate y la sensación de que el Pontevedra estaba mereciendo más, se fue el duelo al descanso con suspense, ya que el Racing dispuso de la última jugada en una falta lateral con el tiempo cumplido muy similar a la que supuso el primer tanto granate la pasada semana ante el Izarra.

Los segundos 45 minutos comenzaron con una ocasión visitante en botas de Bicho, quien puso en aprietos a Edu con un disparo lejano que no alcanzó a blocar y cuyo rechace fue desbaratado con acierto por parte de la defensa pontevedresa.

Pese a la embestida ferrolana, los granates no perdieron comba al partido y siguieron siendo dueños del control y los tiempos. Luisito introdujo dos cambios rozando la hora de juego y dio entrada a Álex González y Álex Fernández en lugar de Jacobo y Mouriño en busca de mayor profundidad en el juego. Las novedades hicieron disminuir el control en el centro del campo ante la ausencia de un Mouriño que sigue siendo diferencial en la zona de creación.

Las ocasiones estuvieron más divididas en la segunda mitad y ambos conjuntos generaron oportunidades importantes para abrir la lata. Mediado el segundo periodo el Racing obligó a intervenir brillantemente a Edu para, con el pie, desviar el taconazo de David Bandera que a punto estuvo de poner el partido cuesta arriba para los de Luisito.

Los de Pasarón siguieron no obstante generando oportunidades y Portela, siempre efectivo en el juego aéreo, tuvo en un remate de cabeza la ocasión de poner el 1-0 en una falta falta lateral muy bien puesta por Bonilla.

El lateral vasco fue el encargado de otorgarle los tres puntos al Pontevedra desde el punto de penalti. En una contra rápida de los granates, Mario Barco fue derribado en la frontal del área. La falta le costó la justa expulsión al central visitante Víctor Vázquez pero el árbitro situó erróneamente la infracción dentro del área ante el enfado y las fuertes protestas departamentales. Bonilla se encargó de enviar la pena máxima al fondo de la portería con una definición impecable.

Todavía hubo tiempo para más y nuevamente con el colegiado Gómez Hernández como protagonista, al anular por fuera de juego un gol legal de Mario Barco quien definió con sobriedad un pase en profundidad de Álex Fernández.

La polémica de los goles y la tensión de los último minutos hizo que el juego se endureciese en los compases finales y el Pontevedra fue quien pagó estas consecuencias. David Añón recibió una fuerte patada en el tobillo de Catalá que le costó la segunda amarilla al defensor ferrolano. Añón se incorporó al campo para jugar los últimos segundos visiblemente cojo y dejando a compañeros, cuerpo técnico y afición con un nudo en la garganta ante el temor de que el golpe pueda ser algo serio tras el mal trago de la lesión de larga duración de Íker Alegre.