"Somos responsables de buscar la forma de arreglar las cosas, pero no de las acciones de mala conducta de algunos que corrompen el fútbol. No podemos controlar a todo el mundo todo el tiempo", fueron las palabras con las que el suizo Joseph Blatter abría ayer en Zúrich el 65.º Congreso de la FIFA; una cita envuelta en el escándalo de corrupción conocido el jueves y que llevaba a la detención de siete altos cargos del máximo organismo del fútbol mundial. Blatter, directamente señalado por muchos como responsable de esa corrupción que se ha adueñado de la FIFA -al margen de la investigación abierta por EE UU las autoridades suizas también investigan supuestos sobornos en las elecciones de las sedes de Rusia y Qatar para los Mundiales de 2018 y 2022-, eludió responsabilidades horas antes de someterse hoy al veredicto de los votos.

El suizo, de 79 años de edad, opta a su quinto mandato y es apoyado por rusos y africanos.