Vigo se congrega para empujar al Celta. La ciudad aparca sus querellas internas. "Es muy importante tener un equipo en Primera División", repiten en las tertulias de cada esquina. También el deporte de elite de la ciudad suma sus fuerzas de forma centrípeta, aunque sea para el ánimo. En Praza de España se reúnen jugadores de varios de los principales clubes: Academia Octavio (Cerillo), Club Voleibol Vigo (Pablo Alonso, Pablo Penedo y Óscar Sánchez), Celta Bosco femenino (Déborah Rodríguez, Iria Varela, Laura Alonso y Eva Novoa), Amfiv (Santi Comesaña), Halcones (Raúl Bugallo y Leo Rodríguez), El Olivo (Clo García, Raquel Lago y Pauleta Domínguez), Coruxo (Antúnez), Vigo Rugby (Marcos Muñiz), Xuvenil Teis (Eva Lois) y los dos clubes de atletismo Celta (Marta Gómez y Sergio Tellería). Los hay entre ellos aficionados al fútbol e incluso abonados celestes; también los indiferentes o contrarios al colonialismo del balompié. Pero todos coinciden en la importancia de la permanencia.

Caso singular es el de Cerillo. Siendo adolescente, dejó el Octavio durante un año para dedicarse al fútbol. Extremo en el balonmano, en su otra pasión ejercía de portero. Acabaría volviendo al redil académico, pero "siempre celtista", indica. "Fui socio toda la vida hasta que estuve muy metido en el balonmano profesionalmente y no podía ir a casi ningún partido. Sigo animando". Además, parece que en la herencia sus dos inclinaciones se desequilibran hacia el lado contrario: "Tengo a mi hijo pequeño en las escuelas del Celta. Prefiere el fútbol. No hay manera de que juegue al balonmano. Siempre que puedo ir con él a Balaídos voy".

Así que Cerillo se mantiene perfectamente al tanto de la situación liguera. "Como deportista digo que la posición del Celta no es mala. La Real va a ir a tope para meterse en Champions. Pena que el otro día no ganase al Madrid. Estaría todavía más metida en la pelea. Confío en que por lo menos rasque un punto. Y que el Celta gane a un Espanyol que no se juega nada y que acaba de jugar la Copa Cataluña con el Barcelona".

Precisamente el Octavio acaba de sufrir la amargura del descenso y de la forma más cruel, con esa última acción en Huesca que pudo ser la salvación y terminó en condena. "Esperemos que toda la mala suerte que tuvimos nosotros el otro día se convierta en buena suerte para el Celta", desea Cerillo.

Antúnez, capitán del Coruxo, no es tan optimista de entrada: "La situación es complicada, pero la esperanza es lo último que se pierde. Espero que el Celta gane y el Deportivo falle". Se anima porque recuerda: "La Real es un equipazo, se juega estar en la Champions, que es lo más bonito, saldrán a ganar y no se lo pondrán fácil al Deportivo". Él también ha vivido momentos de tensión en Segunda B; también ha tenido que agarrarse a la plaza con uñas y dientes en auténticas finales. "Cuesta soltarse en este tipo de partidos", confiesa. "En Riazor los dos tienen que salir a ganar. El que tenga más templanza se llevará el gato al agua".

Raquel Lago, del Olivo, emite su pronóstico: "Yo creo que el Celta se salvará. Lo que tienen que hacer es darlo todo. Balaídos estará lleno y apoyará. El Espanyol no se juega nada. Y el Deportivo lo tiene muy complicado. La Real es uno de los equipos revelación".

Santi Comesaña, del Amfiv, es socio céltico, de presencia ineludible en Río. Lo que mantendrá independientemente de lo que suceda el sábado. "Estamos y estaremos". Reconoce que el comportamiento de la afición ha variado respecto a otros finales dramáticos. "La gente se lo está tomando con mayor naturalidad". Y aunque celtista acérrimo, es de los que no desea el mal del vecino: "La pena es que uno de los dos equipos gallegos vaya a descender. Mejor ellos, claro". Tiene otra coincidencia del corazón: "La Real es mi segundo equipo".

Laura Alonso, jugadora del Celta de baloncesto, es también parroquiana de Balaídos: "Voy a todos los partidos". Destaca: "Vigo apoya mucho al Celta. Con la afición y sus ganas sí que podrán mantenerse en Primera". Y Óscar Sánchez, aunque al final el presidente del Vigo Voleibol, Guillermo Touza, lo "pescó" para su deporte, había jugado a al fútbol (" me gusta mucho") y es quizás el más firme en su convicción: "Lo veo fácil, tienen que ganar, que pierda el Dépor y ya está. Aúpa Real".

A algunos el fútbol no les interesa en exceso o incluso abominan de él. "Nos parece un poco mal que se centre tanto la atención en el fútbol y no en otros deportes", afirma Sergio Tellería, atleta del Celta. Pero llegados a este punto, "prefiero la permanencia". Es difícil aislarse totalmente del ambiente que se respira en Vigo. "No soy futbolera", declara Eva Lois, del Xuvenil Teis de voleibol. "Pero apoyo mucho al Celta porque es el equipo de Vigo y aquí hay mucha afición. Mis amigos están nerviosos, con muchas ganas". Marcos Muñiz, del Vigo Rugby, también se deja contagiar por el entorno: "Tengo amigos del Celta. A ver si ganan, tiene que ir para arriba. Es muy importante para la ciudad".

El pequeño Raúl Bugallo milita en los Halcones. La afición al béisbol le viene de su madre, venezolana. Pero es a la vez celtista y de los optimistas: "Hay que pensar en positivo, confiar y ser celtista hasta el final".