Sin necesidad de hacer cola en Doña Manolita y, casi, sin salir de O Carballiño, al Club Deportivo Arenteiro le tocó la lotería y no cualquiera, a los verdes les ha tocado “el Gordo”, el equipo de Fran Justo recibirá en el Municipal de Espiñedo al Atlético de Madrid, un equipo que no necesita presentación y que se rige bajo la batuta del Cholo Simeone.

Ese será el rival de los carballiñeses en la próxima eliminatoria de la Copa del Rey, la segunda, entre el 20 y el 22 de diciembre. Con el día aún por determinar, la escuadra ya tiene garantizada otra página más de una historia que parece que se escribe a base de movimiento de varita mágica, porque el equipo no puede pedir más, todo lo que hacen, sale, y todo lo que desean, se cumple.

Quien vio al equipo de Fran Justo el año pasado, recién llegado a la Segunda Federación, vio un equipo al que le costó encontrarse, pero también vio que cuando lo consiguió, le sobró tesón para mantenerse e incluso acabar en puestos muy lucidos de la clasificación. De aquellos barros estos lodos, porque la plantilla este año tiene una inercia magnética que solo apunta hacia arriba, llevan veinte partido sin perder, sin conocer la derrota. Es el total de los encuentros entre Copa y Liga, el último precisamente el que le dio el pase a este segundo sorteo, la disputa ante la Unión Deportiva Almería.

En aquel primer sorteo de la Copa del Rey, al conocer el nombre, las caras esbozaron una leve desilusión, pero enseguida se afanaba el míster en garantizar que “era el plan del destino” y el objetivo “ganar a un Primera División”. Misión cumplida, porque este pasado domingo le plantaron cara al conjunto de Rubi, 2-0, todo ello después de que los andaluces los recibiesen en el Municipal de Espiñedo con un pasillo por ser los vigentes campeones de la Copa Federación, el primer título nacional del club.

“Fue increíble, pero si a todo eso le añades lo que vino después... Es una película tremenda”, decía un entrenador local que aún no sabía que el largometraje tendría segunda parte y con una acogida sobresaliente. A las 17.00 horas de ayer la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en Madrid tenía sobre ella los ojos de una entusiasmada plantilla y de una deseosa afición.

Las sorpresas comenzaron pronto, en el primer minuto exactamente, porque el presentador dio paso a la mano inocente y no fue otra que la del carrilero del Arenteiro, Joseca. El andaluz había entrenado con normalidad con sus compañero esa mañana y a mediodía, sin comunicárselo, fue en el AVE de sorpresa a Madrid. “Un Sevilla me gustaría”, decía mojándose y dando sus preferencias tan solo un segundo antes de que la otra mano inocente, la de Roro Riquelme, enseñase el papel, “Atlético de Madrid”.

En el auditorio, a pie de sorteo, un emocionado presidente, Argimiro Marnotes, que si lo pinchan no sangra, “por soñar...Ellos van a venir del parón del Mundial, nosotros vamos a tener ritmo de entrenamiento, lo dejo ahí, que cada uno valore”.

Menos valoración había en el Apartahotel Arenteiro donde se había reunido equipo y afición. Euforia desmedida, aunque después de unos segundos de shock, porque tantos sueños cumplidos son difíciles de creer, “por favor, que no pase nada y no haya que repetir el sorteo”, suplicaba Fran Justo después de abrazar a todo un conjunto que tiene, pese a todo, los pies en el suelo y habla de “trabajo, esfuerzo y mucha dedicación”.

“El equipo ha ido trabajando cada día para luchar por esto y nos lo merecíamos. El estadio de Espiñedo es complicado y esta eliminatoria la afrontamos con la mayor ilusión posible”, decía Joseca desde Las Rozas, mientras la afición de su equipo gritaba a 500 kilómetros, “¡A por ellos, verdes!”, “¡El Cholo, va a venir el Cholo!” y algún que otro “a por la Cartuja”.

Son palabras mayores, antes una nueva cita histórica para un Espiñedo donde el presidente no descarta la posibilidad de poner grada supletoria “si es posible”, sino serán 2.000 los aficionados que podrán vivir el hito a pie de campo.