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fútbol - Tercera división

Una temporada, ocho partidos

Gabriel Jar cierra el curso con cuatro apariciones en la UD Ourense y el Choco

Gabriel Jar, ayer en Carballiño, donde pasa los días desde que regresó de Redondela. // Carlos Peteiro

Una de las incorporaciones en la UD Ourense 19-20 fue Gabriel Jar Rodríguez, Jar, procedente del Unionistas de Salamanca, de la Segunda división B. Es el charro un club hermanado con los rojillos, los dos representantes del llamado fútbol popular. Lateral izquierdo, aunque en el Choco, frente al Estradense, ocupó la demarcación de extremo, los inicios fueron esperanzadores, dejando a Alfredo atornillado en el banquillo, cuando no fuera de él. Titular en la primera salida de la temporada, Paiosaco; en el primer partido del curso en el campo de O Couto, contra el Arosa; también frente al Pontellas, en la tercera jornada de liga; todo iba sobre ruedas, formó parte del equipo inicial ante el Choco. Hasta que se torció. El tempranero gol de los choquenses le sentenció, el entrenador, con palabras refinadas, así lo dejó escrito. En la siguiente cita, el derbi contra el Ourense CF, ni estuvo ni se le esperó.

"No he jugado todo lo que me hubiera gustado, pero esta temporada me ha servido para aprender. Soy muy joven, es imposible no cometer errores. Me habría gustado una mayor continuidad, claro, haber acabado la temporada de otra forma", relata.

El gol de la victoria del Choco en O Couto llegó por la zona del campo que cubría Jar, una jugada más entre las ochocientas mil que se dan en un partido. Pero le costó caro, demasiado. "En una plantilla de tanto nivel como la de la UD Ourense, en la que hay tanta competencia, un simple error te penaliza, muchísimo. A partir de ahí me fue muy difícil ya entrar en el equipo", detalla.

¿Qué le faltó? "Veteranía, era mi primer año, las jerarquías en los vestuarios siguen pesando mucho", responde. Lateral izquierdo, "contra el Estradense jugué de extremo y metí un gol y frente al Silva lo hice de carrilero en una defensa de cinco", apunta. Polivalente pues.

Pasan las jornadas y su situación no mejora. Es por ello que a finales de enero decide marcharse precisamente al Choco. "En Ourense no estaba contento, no jugaba, y busqué la continuidad que no tenía", recuerda. Entre pitos y flautas, el ourensano tardó en entrar en los esquemas de Gonzalo Fernández. Primero el papeleo, después que no podía enfrentarse a su exequipo. Pasada la visita rojilla al campo de Santa Mariña, el 9 de febrero, Jar, ahora sí, comienza a jugar con asiduidad, en A Estrada, con un gol además que asesguraba el triunfo; contra el As Pontes, en el campo del Silva. Entremedias, un partido de Copa. Y se acabó. Aquel 1 de marzo se terminó, el Covid-19 hizo el resto. "Es difícil entrar en dinámica cuando llegas tan tarde, lleva un tiempo", justifica.

"Más que haber conocido el lado amargo del fútbol, me quedo con que también se aprende cuando no juegas, te valdrá para saber en qué has fallado, tú y los demás", remarca Jar, que apenas ha notado diferencias entre la Segunda B y la Tercera: "Si acaso la profesionalidad en los entrenamientos, la gran mayoría de los jugadores del equipo que ascienda son perfectamente válidos" para la categoría de bronce del fútbol español.

Estudiante de primer curso de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, los estudios están por delante del fútbol para el ourensano. "Lo primordial son los estudios, si los puedo compaginar con el fútbol, estupendo; pero si no, están por encima. Porque los que llegan a vivir del fútbol son muy pocos".

Hasta el 30 de junio tiene contrato con el Choco. A partir de ahí, una reunión apalabrada con la UD Ourense decidirá su situación de cara a la temporada 20-21.

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