- Hace un porrón de años usted defendía la portería del Ourense FS. Tener esto enfrente no tiene comparación...

- Es que te paras a pensar y no le encuentras explicación a esta vida que nos ha tocado vivir ahora, es mucho más fácil verte delante de un delantero a dos pasos de ti, pararle el pepinazo que te va a soltar es infinitamente más sencillo, el daño que te va a hacer sí tiene solución. Esto no la ha tenido para mucha gente ya.

- Parecemos muertos vivientes, mascarillas, esquivándonos...

- Se lo acabo de decir a mi mujer, vas al súper y notas como si estás en un pasillo, la gente rodea para no pasar junto a tí, por la calle cambiamos de acera. Parece una película.

- ¿Qué es lo que más echa de menos?

- Poder salir a la calle, aunque suene obvio. Hacer lo que me apetezca. Los sábados, por ejemplo, nos gustaba ir a los vinos a cenar algo. Ahora no podemos, claro.

- El fútbol que viene va a ser a puerta cerrada...

- Lo hablaba con la presidenta, me decía: '¿De dónde vamos a sacar para pagar a los árbitros?' A nosotros no es que nos afecte mucho, no somos un equipo de Primera División, jugamos ante cincuenta, sesenta personas. Pero sí, sin ingresos va a ser un milagro sobrevivir.

- ¿Teme una cascada de desapariciones?

- Algunos caerán, y otros quedarán tirados con la competición ya empezada, no podrán terminarla. El panorama no es bueno.

- ¿Nuestra vida volverá a ser como la conocíamos?

- Quiero pensar que sí, quiero confiar en que sí, pero que esto nos va a dejar secuelas es algo que no debe dudar nadie, veo que todos desconfiamos de todos, nadie es ajeno a tener claro que una situación como ésta puede volver a ocurrir. Hasta que aparezca una vacuna, y puede que ya con ella, siempre va a haber miedo a que nos entre otro virus.

- Acabamos, querrá seguir en Velle, ¿no?

- Pues sí, estoy muy cómodo, en diez, quince minutos desde casa, me planto allí. Pero sobre todo por el grupo humano que he encontrado.