Como llegaron se fueron. Las tres victorias con las que inició la liga el Ourense Baloncesto han dado paso a tres derrotas igualmente consecutivas. Nada que decir ni que objetar, el Valladolid fue tan superior que cuando se retiró en el descanso ya tenía los deberes hechos, 26-43. El intento de rebelión de los ourensanos a la vuelta, con un parcial de 6-0, fue rápidamente sofocado, principalmente desde la muñeca de Federico, 3 de 4 en tiros de dos, 5 de 8 en triples. El 36-60 con el que se entró al cuarto definitivo dejaba poca opción a la sorpresa.

Hay melones que salen amargos y partidos retorcidos desde el principio. Cómo explicar si no que Balaban se metiese dos canastas en el aro ourensano, una en cada parte. Parto complicado éste contra un Valladolid que ganando de más de veinte a falta de poco más de un minuto tenía fuerzas para que tres de sus jugadores se tiraran al suelo para salvar una pelota perdida.

Nada se ha perdido ni nada se había ganado antes, otra cosa son las sensaciones que dejó el COB, horribles. Los tiros de tres puntos que entraron a borbotones por ejemplo en Oviedo fueron un suplicio esta vez, 4 de 23, 1 de 18 al final del tercer cuarto. Tampoco hubo mucho rebote al que agarrarse, 31 por los 44 de los pucelanos, que como la hormiga fueron haciendo caja desde el principio, primero con el dominio en la zona de Aboubacar, después con los puntitos de Granado. Eso y Bartley, una bestia física.

En un pis pas ya caminaban ocho arriba los castellano leoneses, 4-12, obligando a Gonzalo García a parar el partido. Nulo efecto, 9-19 en el primer descanso.

Después de una derrota tan sonada como la de Alicante siempre se espera un plus de rebeldía. Hubo poca, ganas de hacer demasiadas cosas en demasiado poco tiempo. Los balones se escapaban de las manos, los tiros eran forzados, muchas penetraciones sin sentido. Pronto, los diez puntos de desventaja ya eran catorce, después diecinueve, 20-39. La primera cesta de Ott llegaba al filo del descanso, otro síntoma, 26-43 en el intermedio.

La reacción fue tan tímida que ni siquiera metió el miedo en el cuerpo del equipo de Hugo López, que rozaron la treintena de puntos de renta, 36-60 al final del tercer cuarto, 36-63 a la vuelta después de una cesta de tres de Federico.

Los conocidos como minutos de la basura fueron en realidad horas. Los visitantes echaron el freno porque nada ganaban con seguir sudando, 56-77, segundo partido consecutivo en el que el Ourense no llega a los 60 puntos.

Empieza una liga nueva para el COB, ha perdido el colchón. Empieza el domingo en Cáceres y continuará el sábado siguiente recibiendo al Granada. Toca fijarse fuerte el cinturón de seguridad.