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La UD Ourense, hacia el final de una era: en un mes será SAD

"La gente que va a entrar aportará estabilidad y seguridad", subraya Modesto García en referencia al grupo de empresarios que se hará cargo del club si prospera la iniciativa

Dirigentes y socios de UD Ourense, durante una de las últimas asambleas del club. // Iñaki Osorio

La UD Ourense se acerca al final de una era. En cuestión de un mes, poco más quizá, el club rojillo será una Sociedad Anónima Deportiva. Un grupo de empresarios gallegos se hará cargo del timón si finalmente cristaliza una posibilidad que se hace más seria con el paso de los días. De hecho, esta semana deberá reunirse el representante de ese grupo con el presidente García, plenamente convencido que esa opción es la mejor para el futuro del club. Con todo, antes deberá pasar por una asamblea informativa, en la que se le expondrá a los socios el proyecto; y si dan el visto bueno, el siguiente paso será una asamblea extraordinaria en la que el ochenta por ciento de ese sanedrín deberá dar el sí. Queda asimismo descartada la posibilidad de continuar como club popular con un abonado al frente, toda vez que la Xunta de Galicia rechazó ese cambio en los estatutos y obliga a ser socio si se quiere seguir el modelo actual. Porque apenas hubo una propuesta que quería continuar la senda emprendida hace ahora cinco años, pero ni siquiera fue contemplada. Eso sí, el presidente García remarca que "los socios tienen que salir beneficiados de esta operación y sobre todo ser reconocidos".

Se cerrará así un ciclo que comenzó allá por diciembre, cuando la directiva actual adelantó que daba un paso al lado. Dos periodos electorales y muchos días después, la situación desemboca en un cambio profundo en la forma de dirigir el club. "Es gente con solvencia económica y con contactos, y sobre todo va a seguir la línea marcada", remarca Modesto García, que ante el hecho de convertir el club en SAD subraya que "nadie va a invertir un dinero con el que fortalecer el club y luego depender de la opinión de 340 personas". "Es momento de profesionalizarlo", recalca García, que no por ello no valora "el trabajo impagable que han hecho muchos voluntarios". Va más allá: "En este momento podemos exigir, igual dentro de tres o cuatro años no, pero ahora sí y ésa es una baza que debemos hacer valer".

Las cuentas que se han manejado hablarían de inyectarle al club entre 500 y 700.000 euros con la intención de pelear el ascenso a Segunda B, cantidad que se doblaría en el afán por alcanzar la división de plata del fútbol español. El dinero no da la felicidad, pero ayuda. Los hay que han dado un salto impensable hace unos años. Casos hay muchos, Leganés, Eibar, Getafe, Alcorcón, Huesca...

"No es gente a la que nos agarramos porque no tenemos otra, es gente que va a aportar estabilidad y seguridad, no es un proyecto que venda humo", avanza García, que se pregunta: "Con el modelo actual, imaginemos que cuatro personas se hacen cargo del club y al tercer o cuarto mes no pueden pagar las nóminas. Los socios nos reunimos y los echamos. ¿Y luego? Tendríamos el control del club ¿pero para qué?", remacha.

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