A Míguez, el deporte le "amarró para hacer algo productivo porque tiene esa grandeza de que al final tienes que ser tú, que nadie te puede ayudar". A ella le atraen los deportes de equipo, en los que "el compromiso es más fácil de mantener", pero paradójicamente, ella acabó en uno individual. "Yo jugué balonmano hasta octavo, luego vinimos a Ourense, a un piso, mi padre estaba en Suiza; mi madre, en la aldea, buscaba un equipo para jugar balonmano, pero la gente no tenía ese compromiso que yo quería, hasta que mi hermana y yo empezamos a entrenar con Julio Fernández, profesor de educación física", relata. De ahí, al éxito. Fue cinco veces campeona de España, obtuvo el pasaporte para los Juegos Olímpicos de Sídney y ahora, tras dos años en la Secretaría Xeral, con el "deporte de alto nivel atendido", busca nuevos horizontes en su departamento. "Soy más de ocuparme que de preocuparme. El miércoles mantendré una reunión con un grupo de ayuntamientos para definir qué es un ayuntamiento deportivamente activo. Tengo un mapa de Galicia, vi mucho en estos dos años, hay ayuntamientos que trabajan bien y les hemos llamado para extraer qué premisas debe reunir un ayuntamiento activo", apunta. Que un ayuntamiento sea o no activo determinará, por ejemplo, las inversiones de la Xunta en "instalaciones" deportivas, "siempre teniendo en cuenta el criterio de necesidad y urgencia".

También incidirá su departamento en el deporte en la empresa y, paralelamente, seguirá trabajando por la "igualdad" y el deporte de élite, que contará con "un nuevo patrocinador para los próximos tres años". No revela cuál, pero todas las quinielas apuntan a Xacobeo 21, el Camino de Santiago, un peregrinaje como el que ella hace cada día para estar al lado del deporte gallego.