Miguel Cardoso se propone triunfar donde fracasó Antonio Mohamed. La primera tarea que se ha impuesto el nuevo entrenador del Celta es reducir de modo significativo el elevado número de goles recibido a las órdenes de su predecesor en el primer tercio del campeonato. Camino de la decimotercera jornada, el cuadro celeste ha encajado 22 tantos, uno más de los que llevaba el pasado curso a estas mismas alturas de competición con Juan Carlos Unzué, y es el tercero más goleado de LaLiga tras los dos últimos clasificados, el Huesca y el Rayo Vallecano, ascendidos a Primera División en junio pasado. Con una pareja de delanteros de 40 goles por temporada a sus órdenes, el preparador luso parece coincidir con su antecesor en el diagnóstico de que blindar la portería es la máxima prioridad para crecer en juego y resultados.

Tras una primera toma de contacto con la plantilla en la tarde del martes, horas después de ser presentado en A Sede, Miguel Cardoso dedicó buena parte de la doble sesión de entrenamiento celebrada ayer en A Madroa a trabajar con los zagueros en la salida de pelota y al fortalecimiento del engranaje defensivo con vistas al partido que el equipo disputará en Anoeta frente a la Real Sociedad en la vuelta a la competición tras el parón de selecciones.

Sin diez de sus internacionales a su disposición, Cardoso ha aprovechado al mismo tiempo para concentrar el trabajo en la línea en la que cuenta con más efectivos, ya que solo el mexicano Néstor Araújo y el paraguayo Júnior Alonso han sido convocados con sus respectivas selecciones en esta fecha FIFA. El técnico dividió al equipo en dos grupos para trabajar intensamente con los ocho zagueros que se han quedado en Vigo: Hugo Mallo, Gustavo Cabral, Facundo Roncaglia, David Juncà, Robert Mazan, Kevin Vázquez y David Costas, junto a los canteranos Zinedine Labyad e Iker Losada. El otro grupo, integrado por Nemanja Radoja, Emre Mor, Jozabed, Hjulsager, Jensen (todavía lesionado) y el delantero del filial Dennis Eckert se ejercitó en el gimnasio, mientras que Sergio y Rubén Blanco trabajaron por su cuenta con Nando Villa, el entrenador del porteros.

"Quiero apoyos y mucha profundidad", exigió Cardoso, que se mostró muy implicado en la sesión, pidiendo a su jugadores intensidad y corrigiendo constantemente sus movimientos. A diferencia de Antonio Mohamed, que acostumbraba delegar el trabajo de campo en sus colaboradores, Cardoso estuvo muy encima de sus futbolistas, adjudicando a sus ayudantes un papel secundario.

El nuevo técnico se propone trabajar tanto la salida en corto como el juego en largo, según él mismo esbozó durante su presentación el pasado martes. "Hay siempre que analizar el riesgo de salir en corto, pero también el de salir en largo. He mirado muchos partidos del Celta y veo un equipo que tiene la intención de salir. No veo futbolistas que no quieran jugar la pelota", observó Cardoso, que puntualizó: "Cuando el adversario nos dé condiciones vamos a intentar salir en corto, pero siempre con la intención de que el balón llegue más arriba en condiciones de poder armar la jugada. Quiero que el equipo comprenda que cuando el balón está con nosotros no lo tiene el adversario y si está con nosotros tenemos más capacidad de hacer goles. Antes que nada, hay que hacer ver al contrario que estamos aquí para jugar y que somos valientes y capaces".

El técnico matizó que el nivel de oposición del adversario va a definir también la elección de salir en corto o en largo. "También tenemos que interpretar el nivel de oposición que nos va a poner el adversario. Y vamos a trabajar no solo la salida corta, sino también la salida en largo porque tenemos jugadores para hacerlo, como Maxi o Iago. El equipo tiene que tener automatismos para ver cómo vamos a jugar y estrategia para salir según lo pida el partido", declaró.