Antonio Mohamed ya conoce el sabor a la victoria con el Celta. El entrenador argentino tuvo que esperar mes y medio de pretemporada y dos jornadas de Liga para celebrar un triunfo (1-2, en el Ciutat de Valencia) que Pione Sisto le sirvió en bandeja con una actuación magistral: marcó un soberbio gol, regaló el segundo a Maxi Gómez y estrelló de falta directa un balón en la escuadra de la portería de un Levante que tras la exhibición del internacional danés en la primera mitad apenas dio muestras de poder voltear el resultado. Solamente tuvo alguna opción el conjunto levantino en la noche de ayer cuando José Luis Morales acortó diferencias desde el punto de penalti en el minuto 78. Durante el resto del partido, el equipo granota se vio incapacitado para descifrar el plan de Mohamed, que con el cambio de una única pieza en el once con respecto al partido ante el Espanyol (Roncaglia entró por Brais Méndez), transformó a un Celta que renunció a la elaboración y propició el juego directo para aprovechar la calidad de sus tres atacantes. Y pese a las dudas iniciales que provocaba una alineación con cinco defensa y dos pivotes, el conjunto celeste explotó la inspiración del cuestionado Pione Sisto, el mismo que clasificó a los célticos para las semifinales de la Europa League con un gol y una otra extraordinaria actuación en Genk, pero que parece que ha caído en el olvido.

El danés de origen sursudanés se inventó ayer un gran gol con un balón que le cayó en el costado izquierdo. Burló por velocidad a Morales y cuando estaba a punto de tocar la línea de fondo no vio un pase claro al área del Levante y, sin apenas ángulo para disparar a la portería, lanzó un torpedo que sorprendió al guardameta granota y al resto del mundo.

Pione Sisto, al que Mohamed mantuvo en el once pese a las críticas generalizadas por su mal debut en esta temporada, dejó sentenciado el partido en media hora. Porque siguió dando un recital de juego tras el primer gol. En una de sus acciones recogió un taconazo de Aspas en el centro del campo, combinó con Lobotka y corrió por la banda antes de trazar una de sus habituales diagonales hacia el interior para inventarse un pase filtrado entre la defensa rival para la llegada al área de Maxi Gómez. El uruguayo controló el balón con parsimonia antes de engañar a Oier con un lanzamiento por el palo corto.

El Celta, con el once más tosco que podía imaginarse, protagonizaba dos jugadas de extraordinario nivel técnico para tumbar en dos genialidades a un Levante que llevaba meses sin perder en casa y que se presentaba a la cita de ayer tras golear al Betis en el Villamarín (0-3).

Para obtener la victoria número 600 en Primera División, el equipo vigués tuvo que dejar atrás el juego de elaboración que promovió durante los últimos tiempos. En la víspera, Mohamed había apuntado la posibilidad de jugar con cinco defensas. No se atrevió el argentino, pero mantuvo el mismo número de zagueros en el once. Roncaglia jugó de lateral derecho y Hugo Mallo pasó al centro del campo, para ejercer la función que el curso pasado le correspondía a Daniel Wass. El danés no quiso perderse el partido de sus excompañeros.

El sacrificado en esta ocasión fue el canterano Brais Méndez. Y el plan de Mohamed funcionó desde el primer momento, a pesar de la desconfianza que había originado desde que se había hecho público el once. Con Beltrán y Lobotka viendo pasar el balón sobre sus cabezas, el Celta apostó por el poderío defensivo y por la velocidad y el ingenio de sus tres atacantes.

Nadie tenía codificado a este Celta y el Levante de Paco López, que se presentaba ante su entusiasta afición tras regalarle un espectacular triunfo ante el Barcelona (5-4), no encontró las claves y Roger Martí mandó fuera los buenos centros que le mandó Morales o Bardhi, que también intentó sorprender a Sergio Álvarez desde la distancia.

El técnico del Levante recurrió a Prcic tras el descanso, pero sus compañeros no aprovecharon la calidad del bosnio. Los dos goles en contra pesaban demasiado en un equipo que evitó el descenso el curso pasado con el mismo juego directo que ayer le propuso el Celta. Pero con Boateng recuperándose de una lesión de rodilla, el equipo granota mostró muy poca pegada ante un rival que ayer exhibió un buen sistema defensivo, liderado esta vez por Néstor Araújo.

Sin verse presionado por el marcador y con más libertad para salir con el balón jugado, el Celta pudo manejar el juego en el centro del campo y seguir buscando la portería de Oier para sumar el gol definitivo que dejase ya sin reacción al Levante.

La mejor ocasión volvió a protagonizarla Pione Sisto. El danés no dejó que Maxi lanzase la falta al borde del área que él mismo se había generado. Pione buscó la escuadra y el balón se estrelló en la cruceta de la portería del Levante. La jugada continuó con un centro de Beltrán al área. Araújo remató de cabeza pero el portero rival adivinó el flojo lanzamiento y desvió la pelota hacia el palo izquierdo.

Respondió el Levante con otra ocasión de Roger Martí. Tras el segundo descanso del partido para refrigerarse y combatir los 28 grados de temperatura llegó el tanto del equipo valenciano. Tras una pérdida en el centro del campo, Dwamena, que entró por Jason, encaró a Sergio Álvarez, que se lanzó a por el balón y derribó al delantero ghanés.

Morales se encargó de lanzar desde los once metros y engañar al portero del Celta. Se cumplía el minutos 78 de partido y el Levante soñaba con darle la vuelta al marcador. Mohamed frenó los planes del rival dando entrada a Okay Yokuslu para reforzar todavía más el centro del campo, pues a la defensa se incorporaba Hugo Mallo para formar una línea de cinco. Boufal revolucionó el partido en la recta final, en la que Eckert pudo sentenciar y Rochina darle el empate al Levante. Mohamed celebró con abrazos su primer triunfo en el Celta.